- En el final de la semana, los inversores optaban por la prudencia y las alzas en las bolsas se tomaban un respiro en ambos lados del Atlántico, al tiempo que las compras dominaban en la deuda soberana germana pero, especialmente, en la estadounidense ante unos próximos días que se anticipan más desafiantes en los mercados. El apoyo dado por el posicionamiento mucho más laxo de la Reserva Federal (incluido alguno de sus miembros más duros), el “vendido” como adecuado progreso de las negociaciones entre China y EEUU y la proliferación de anuncios de estímulos por parte de las autoridades del gigante asiático, serán sustituidos por la decisiva votación del acuerdo del “Brexit” y el inicio de la temporada de resultados.
- Junto a lo anterior, los mercados también permanecerán atentos a los datos publicados en China. De hecho, durante la madrugada del lunes, conocíamos que las exportaciones medidas en dólares del gigante asiático registraban su mayor caída desde 2016 (-4,4% a.); una circunstancia que también se producía en las importaciones (-7,6% a.) e introducía ruido en la preapertura. Así, cobra mayor importancia el hecho de que las autoridades chinas ya estén preparando el terreno para la comunicación de unos menores objetivos de crecimiento, a pesar de su apuesta decidida por los estímulos.
- En la anterior línea, las últimas filtraciones a Reuters confirmaban que se presentará un objetivo de crecimiento de 6-6,5% para 2019 en el encuentro político de marzo en el que se establecerán las metas económicas nacionales. Un rango que sería el mínimo tolerable en el caso de mantenerse el objetivo de doblar el PIB durante la presente década, pues esto requeriría un crecimiento real del 6,2% ya que la meta de inflación se mantendría en el 3%. Otra cuestión es que el segundo objetivo se consiga, dado el debilitamiento experimentado por el IPC chino que descendía hasta 1,9% a. el pasado diciembre.
- Mientras tanto, siguen proliferando los indicadores acordes con el tono menos favorable del escenario chino, tales como el aumento de la morosidad hasta máximos de 10 años al situarse en 1,89% al cierre de 2018 (296,52 mm. $). Unas cifras que, a pesar de su aumento, resultan bajas, si bien deben ser complementadas por los préstamos en riesgo de convertirse en morosos que sumarían el 3,16% del total.
- La votación en la Cámara de los Comunes sobre el acuerdo del “Brexit” será otro de los aspectos que puede alimentar la inquietud de los mercados en los próximos días. En principio, la fecha programada para dicha votación es el 15 de enero, pero ciertas informaciones apuntan que podría retrasarse un día. Con independencia de la fecha concreta, lo cierto es que seguramente los parlamentarios británicos rechacen el acuerdo presentado por May y se abra un escenario de crisis política ante una primer Ministra acorralada a escala interna y europea. Así, la última baza de May puede ser un plan “B” que ya está en proceso de manufacturación y del que seguramente habrá filtraciones interesadas en los próximos días. Desgraciadamente, en el corto plazo, el “Brexit” seguirá siendo un obstáculo decisivo para los mercados europeos, explicando que inversores como los estadounidenses perciban los emergentes como un destino más atractivo para sus recursos.
- El tercer gran punto de la agenda semanal tomará forma de inicio de la temporada de resultados, siendo protagonizado en EEUU por las cifras del sector financiero: Citigroup (lunes), JP Morgan y Wells Fargo (martes), Bank of America, Bank NY Mellon y Goldman Sachs (miércoles) y American Express y Morgan Stanley (jueves). De nuevo, más importantes que las cifras trimestrales serán las perspectivas ofrecidas por las compañías y éstas pueden derivar, en las próximas semanas, en episodios de sobrerreacción en determinados valores. En base a datos citados por Reuters, las expectativas de beneficios para el S&P500 habrían sufrido un ajuste evidente hasta arrojar un avance del 14,5% en el 4tr18, mientras que en el caso del STOXX 600 se espera un repunte del 7,1%. Luego, se habría producido un ejercicio de ajuste a la baja de las estimaciones que, en la práctica, supone menos viento en contra para los mercados, aunque los inversores se muestren prudentes respecto a las citas con los resultados empresariales.
- Junto a las anteriores cuestiones, tampoco habrá que perder de vista las novedades respecto al cierre parcial de la administración federal de EEUU en un contexto en el que los efectos de los gestos en clave comercial perderán fuerza, como también ocurrirá con los procedentes de la Fed. La nueva guía de la institución ya ha sido descontada por el mercado y datos como las cifras de inflación del viernes en EEUU, simplemente, avalan una estrategia de “esperar y ver”.
- En diciembre, la inflación estadounidense moderaba hasta 1,9% a. como consecuencia del retroceso de los precios energéticos (-0,3% a.), mientras que a nivel subyacente permanecía estable en 2,2% a. destacando el hecho de que la inflación de servicios (ex actividades vinculadas a la energía) se situara en 2,9% a. Luego, aunque la referencia de la Fed en materia de precios es el PCE central que se sitúa en 1,9% a., los datos de inflación de diciembre sólo avalarían la paciencia defendida desde la Reserva Federal antes de dar cualquier nuevo paso y no ir más allá como, por ejemplo, estableciendo un ritmo de ajuste más paulatino del balance de la entidad.
- Sin embargo, en los próximos días, seguirá siendo interesante palpar la postura de los miembros más “hawkish” de la Reserva Federal, después del paso atrás de algunos de ellos. De hecho, el presidente de la Fed de Boston, considerado como uno de los halcones de la institución, defendía que no debe existir ningún sesgo particular hacia el aumento o la disminución de tipos en EEUU, posicionándose a favor de una estrategia de “esperar y ver”.
- En cuanto a la agenda europea, uno de los datos más destacados de la semana será la estimación preliminar del PIB alemán para el conjunto de 2018. Este dato arrojará un crecimiento del 1,5% y su diferencia respecto a las estimaciones de 1,6% observadas en otros ámbitos se deberá a que esta cifra no ha sido sometida a ningún tipo de ajuste, tampoco por el número de días laborables. No obstante, lo importante será que el dato de PIB, indirectamente, seguirá apoyando la posibilidad de que la economía germana registró una situación próxima al estancamiento en el 4tr18.
- En cuanto a lo que existen menos dudas es que Alemania registrará un destacado superávit público cercano al 1,5% en 2018, el cual conoceremos junto a las cifras de PIB. Sin embargo, en los mercados primará el mensaje de la confirmación de un crecimiento en Alemania bastante peor de lo esperado meses atrás, debiendo recordar que el gobierno germano llegó a prever un avance del 2,3% en 2018 el pasado mes de abril. En esta línea, tampoco ayudará el descenso del -1,7% m. de la producción industrial de la zona euro durante el mes de noviembre, alineándose con los negativos datos mensuales ya conocidos en Alemania, Francia y España.
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