- El festivo con el que se iniciará la semana en EEUU hará que cobren todavía mayor importancia las referencias que conoceremos en China durante la madrugada del lunes. Entre éstas destacaba el PIB del 4tr18, el cual moderaba hasta 6,4% a. La reciente actualización de las cifras de crecimiento de China de 2017, la cual se saldó con la reducción del avance estimado de la actividad desde 6,9% hasta 6,8%, incluso adelantaban un ajuste a la baja de las tasas de crecimiento que podría haber sido algo mayor.
- La reacción de las autoridades del país ante el crecimiento más débil en 28 años no se hacían esperar. El jefe de la Oficina Nacional de Estadística recordaba que hay un amplio margen para el apoyo de políticas macroeconómicas, a la vez que aprovechaba para lanzar balones fueras y explicar que China cuenta con herramientas para lograr un crecimiento razonable. Desde el PBoCh se daba una receta más práctica y consistente en animar a los bancos de China a aumentar activamente el apoyo a la economía real, en lugar de confiar en las peticiones de las autoridades para impulsar los préstamos, como la clave para mejorar la oferta de crédito en la economía. El banco central no acababa aquí y explicaba que los problemas con la oportuna reposición de capital, las brechas de liquidez de los bancos y la baja transmisión de los tipos de interés son tres limitaciones importantes en la oferta de crédito de los bancos.
- Con independencia del cumplimiento de las metas gubernamentales en 2018, la realidad que se impondrá en los mercados es la de un escenario de freno del crecimiento del gigante asiático. Un freno que no debe inquietar al responder a la insostenibilidad de los fortísimos avances del pasado sin generar peligrosos desequilibrios. De hecho, el proceso de desapalancamiento promovido por las autoridades chinas y el mayor control sobre áreas potencialmente generadoras de inestabilidad, como el sector inmobiliario, han sido las principales causas de la moderación del crecimiento. En la práctica, se está sacrificando crecimiento a corto plazo a cambio de diluir los riesgos futuros y promover la consecución de una economía más equilibrada.
- En el anterior objetivo también se enclavan los pasos dados para contar con unos mercados financieros más transparentes y regidos por sus verdaderos fundamentales, lo cual en el ámbito de la deuda corporativa tiene un coste en forma de aumento de los impagos en China. Por ejemplo, se ha pasado de una situación en el que los impagos en los bonos corporativos eran excepcionales en 2014 a cifras ligeramente por debajo de los 50 mm. CNY en 2016 y 151 mm. CNY (22,3 mm. $) en 2017. Unos impagos, en su gran mayoría, explicados por las empresas privadas y que se espera aumenten en 2019, dado la desaceleración de la actividad y la menor intervención en los mercados por parte de las autoridades.
- Sin embargo, los beneficios en el medio y largo plazo de lo expuesto se han convertido en algo menor debido a unos mercados imbuidos por el corto plazo. En este punto ayudaban las cifras de ventas minoristas y producción industrial de diciembre en el gigante asiático, las cuales servían de bálsamo y se situaban en 8,2% a. y 5,3% a., superando lo estimado por el consenso.
- Los datos y la incertidumbre china podría tener una contrapartida positiva al forzar la aceleración del acercamiento de posturas comerciales entre EEUU y China. Un acercamiento obligado, dado que las verdaderas consecuencias del choque comercial serían palpables en 2019, coincidiendo con el asentamiento de una fase de moderación económica en ambos países.
- De momento, las filtraciones comerciales alimentaban las esperanzas de un acuerdo, aunque éstas chocaban con la confirmación por parte de EEUU de la preparación de la orden que limitará la actividad de las compañías chinas de telecomunicaciones. Estas batallas son las verdaderamente importantes y las que se prolongarán en el tiempo, si bien desde la perspectiva de los mercados a corto plazo parece que será suficiente con un acuerdo arancelario.
- A pesar del freno en China y los problemas en el pasado reciente en países como Turquía y Argentina, los flujos hacia los emergentes han mejorado su salud y según la compañía de seguimiento de fondos EPFR Global, las entradas en los fondos de emergentes se situaban en 3,3 mm. $ en la semana transcurrida hasta el pasado jueves. Además, en los últimos tres meses, las entradas en estos fondos ascendieron a 27,5 mm. $ y sirvieron para revertir su mal comportamiento previo que limitó sus captaciones en 2018 a 27,8 mm. $, a pesar de su buen arranque de año el pasado ejercicio.
- La situación en los emergentes contrasta con las mayores reticencias hacia Europa, pareciendo que inversores como los estadounidenses prefieren invertir en los mencionados emergentes al percibir mayor recorrido para la rentabilidad y unos riesgos, especialmente, políticos más contenidos. De hecho, la inestabilidad política ha sido una constante en el Viejo Continente durante los últimos años, siendo el protagonismo en 2018 para Italia y el enquistamiento del “Brexit”.
- El lunes, las miradas seguirán puestas en el “Brexit” ya que Theresa May deberá presentar su “Plan B” en la Cámara de los Comunes. A día de hoy, los intentos de negociación de la primera Ministra se antojan baldíos ya que no puede ofrecer cambios sustanciales en el acuerdo con la UE sin negociar con Bruselas. Sin embargo, este punto sólo representa una parte menor del problema de May, dado que el grueso del mismo estriba en que la mayoría de las soluciones chocan con la suma de diferentes minorías que las tumbarían.
- Por lo tanto, la opción de prorrogar el proceso de negociación es la más viable actualmente, pero necesita también del respaldo de los laboristas para que esta opción sea dada por buena desde Bruselas. De momento, el líder laborista sigue sin cerrar la puerta a un segundo referéndum, mientras ve con buenos ojos una relación a largo plazo con la UE que involucraría una unión aduanera permanente.
- Aunque aún el Gobierno no ha desvelado las nuevas ideas de May para el «Plan B», el dominical «The Sunday Times» revelaba el domingo que podría consistir en firmar con la República de Irlanda un tratado bilateral que permita eliminar del acuerdo negociado con Bruselas la controvertida salvaguarda o «garantía», pensada para evitar una frontera física entre las dos Irlandas.
- En este contexto y a pesar de la postura laborista, lo más probable es que se opte como única vía por la prolongación del proceso de negociación. A este respecto, parece aclararse que hasta la constitución del nuevo Parlamento Europeo el 2 de julio, la permanencia del Reino Unido en la UE no generaría ningún problema. Otra cuestión es más allá, pues ciertas filtraciones apuntan que parte de los servicios jurídicos comunitarios no descartan que esto sea posible. De hecho, plantearían que en el caso de perdurar la actual situación y no celebrarse elecciones europeas en el Reino Unido, a este país no se le asignaría ningún escaño y el resto de países tendrían los mismos eurodiputados que en el actualidad, reorganizándose la Cámara una vez que Reino Unido abandonase la UE. El problema es que esta opción causa grandes dudas entre algunos funcionarios de alto nivel en Bruselas y representantes de los países comunitarios, dado que temen una constitución del Parlamento contraria a la regulación.
- La existencia del anterior riesgo se antoja un gran obstáculo para los burócratas europeos, si bien el hecho de empezarse a especular con que la permanencia del Reino Unido es posible más allá del 2 de julio, resulta un importante respiro. Otra cuestión es que esta posibilidad no dejará de enquistar, todavía más, el actual problema.
- El segundo problema que seguirá vigente en los próximos días será el cierre de la administración federal en EEUU, aunque el sábado Trump hacía una oferta a los demócratas en lo referente a cuestiones migratorias para desbloquear la situación. El cierre administrativo juega en contra de la economía y el apoyo a las políticas presidenciales. La situación afecta a los votantes de ambos partidos y cerca del 60% de los estadounidenses cree que el cierre de la administración federal tiene un gran efecto; cifra que aumenta hasta el 80% si sumamos a quienes creen que lo tiene, pero de menor calado. Bien es cierto que estos porcentajes se reducen, en total, hasta algo más del 60% si tenemos en cuenta sólo a los votantes republicanos, lo cual no evita que estemos ante una cifra importante. Por lo tanto, se confirma que Trump no puede permitirse prorrogar esta situación durante mucho más tiempo.
- Durante el fin de semana, el presidente, Donald Trump, lanzaba una oferta para desbloquear el presupuesto del muro de México y así volver a abrir la administración federal. En esta ocasión, incluía en su oferta una prórroga de tres años para evitar la deportación de los beneficiarios del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (la DACA que define a los dreamers). Asimismo, ofrecía una medida similar para los afectados por la cancelación de otro amparo migratorio, el Estatus de Protección Temporal (TPS), que protege de la deportación a más de 400.000 inmigrantes en Estados Unidos. Sin embargo, su propuesta volvía a chocar otra vez con el particular muro demócrata, la cual la consideraba inaceptable.
- De vuelta a lo meramente económico, el cierre administrativo ya no sólo condiciona la publicación de estadísticas clave, también está afectando indirectamente a la percepción de los agentes económicos en EEUU. Un buen ejemplo de ello era el destacado deterioro de la confianza de los consumidores según la Universidad de Michigan. Ésta pasaba de 98,3 en diciembre a 90,7 en enero; un deterioro que no vendría justificado por el desempeño reciente de la economía estadounidense (caracterizado por la fortaleza del empleo y el avance de los salarios) o el comportamiento de los mercados en el arranque de 2019. Por ejemplo, el S&P500 se revaloriza cerca de un 6,5% en lo que llevamos de año. Por lo tanto, debe haber otra causa extraordinaria que justifique el deterioro de las respuestas de los estadounidenses y esta sería el cierre administrativo que alimentar la percepción de incertidumbre política.
- El anterior lastre está siendo holgadamente compensado por la Fed put (en este caso, Powell put). Una circunstancia que era reforzada por el presidente de la Fed de Nueva York. John Williams, considerado uno de los halcones de la institución, reafirmaba la actitud paciente de la autoridad monetaria estadounidense en el actual momento, lo cual es sinónimo de estabilidad de tipos en el corto plazo. Asimismo, trataba de minimizar la importancia de la moderación de la actividad en EEUU y los efectos del cierre administrativo, esbozando un crecimiento de entre el 2% y 2,5% para 2019. El problema es que estas cifras, seguramente, “sepan a poco” para los inversores.
- En clave propiamente semanal, el desgaste sobre la figura de Trump del mantenimiento del cierre de la Administración en EEUU puede tener una contrapartida positiva en forma de nuevos guiños decisivos para alcanzar un acuerdo comercial con China. En los últimos días, se filtraba la posibilidad de que EEUU redujese ciertos aranceles a los bienes chinos; extremo que posteriormente era desmentido. Sin embargo, el hecho de que desde el gigante asiático se filtrase una guía de acción para reducir el superávit comercial de China con EEUU a cero en 2024, puede interpretarse como que los contactos entre ambos países estarían avanzando a buen ritmo. No obstante, el objetivo a 2024 se antoja difícilmente creíble ya que el superávit de la balanza de bienes de China con EEUU ascendía a -344,5 mm. $ en el acumulado de 2018 hasta octubre, si bien de aquí a 2024 seguramente la economía estadounidense frenará y cuestiones como los estímulos fiscales de 2018 serán algo lejano en el tiempo. Así que será más fácil que se estreche la brecha comercial.
- El torrente de cuestiones expuestas hará que el encuentro del BCE del próximo jueves quede en un segundo plano, sobre todo, porque desde la institución se tratará de convertirlo en un mero trámite al esquivar los puntos más delicados. Los riesgos vinculados al “Brexit” serán reconocidos, pero se mantendrá el discurso del impacto puntual de ciertas cuestiones sobre el crecimiento de la UEM.
- En otras palabras, se intentará restar importancia al enfriamiento de la actividad en la UEM en 2018. Sin embargo, la única opción que queda en Frankfurt es la de no alimentar los temores y esto llevará a mantener el discurso respecto a los riesgos, aunque sea por una reñida mayoría. De forma que el comunicado volverá a apuntar: “Los riesgos para las perspectivas de crecimiento de la zona del euro aún pueden considerarse en general equilibrados. Sin embargo, en conjunto, los riesgos se están orientando hacia la baja debido a la persistencia de incertidumbres relacionadas con factores geopolíticos, la amenaza del proteccionismo, las vulnerabilidades en los mercados emergentes y la volatilidad de los mercados financieros”.
- De hecho, en un momento en el que los niveles del euro no atenazan la actividad en la Eurozona y, sobre todo, el tono en los mercados europeos es favorable, lo mejor que puede hacer el BCE es no mostrarse más preocupado hacia los riesgos, pues esto sería como “tirar piedras contra su propio tejado”. No obstante, en caso de necesitar algún golpe de efecto para influir positivamente en los mercados, Draghi contará con la baza de los TLTRO. La recuperación de estas operaciones es un debate que quieren iniciar seriamente algunos miembros del BCE y se ha dejado entrever que tomaría forma en el arranque de 2019; cuestión que tampoco puede demorarse mucho en el tiempo al vencer la primera de estas operaciones el próximo mes de junio. Luego, los mencionados TLTRO pueden animar el encuentro del BCE del próximo jueves.
- En cuanto a las referencias macro en Europa, cabrá destacar los indicadores adelantados en forma de PMIs en la UEM e índices IFO en Alemania. En ambos casos, no servirán para despejar los temores hacia el freno económico y, desgraciadamente, deberá entenderse como positivo el mero hecho de que no sorprendan a la baja respecto a las previsiones.
- Por último, contaremos con el encuentro del BoJ cuyo gran aliciente estará en la actualización de sus estimaciones. La desaceleración del crecimiento mundial, principalmente de China, y la fortaleza del yen llevarán a la entidad a disminuir, tanto para el presente año como para 2020, sus previsiones de PIB e inflación. Finalmente, el cuentro de Davos pasará a un segundo plano, pues las grandes espadas no tratarán temas significativos.
Intermoney Análisis y Estudios. Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.
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