La actualidad en los emergentes seguirá copando la atención de los inversores debido a la ausencia de indicadores revolucionarios en el ámbito desarrollado, si bien el encuentro anual de los “pesos pesados” de la política monetaria mundial en Jackson Hole generará titulares de interés en la parte final de la semana.
No obstante, antes de la mencionada cita de Jackson Hole, las noticias sobre los últimos acontecimientos en Turquía se entremezclarán con las cuestiones comerciales que atañen a China o Méjico, la continuidad de la rupia india en zona de mínimos históricos, el comportamiento del rublo y las tensiones dentro de la OPEP derivadas de los deseos de EEUU respecto a que el cártel compense el efecto de sus sanciones sobre Irán.
Las rebajas de rating del pasado viernes ejemplifican la imparable espiral de deterioro de Turquía, siendo urgente la tarea de recuperar la confianza de los inversores internacionales y esto pasa por desandar el camino hacia la centralización de la política económica y, en especial, en lo relativo al banco central. Así, el paso decisivo para conseguir este objetivo consistiría en la articulación de una subida relevante de los tipos de interés, de lo contrario, seguiremos asistiendo a una espiral de deterioro cuyo ritmo dependerá de las potenciales sanciones de EEUU y de la estrategia que decida articular Erdogan.
La rebaja de Moody´s de la nota asignada a Turquía desde Ba2 a Ba3 con perspectiva negativa, se sustentaba en la inquietud generada por la mencionada centralización del poder económico en el país. En palabras textuales de la agencia: “Ese debilitamiento (de la calificación) se justifica por la mayor preocupación hacia la independencia del banco central y por la falta de un plan claro y creíble para abordar las causas subyacentes de la reciente crisis financiera”.
Las instituciones económicas turcas están en duda y carecen de la predisposición y credibilidad necesaria para afrontar la actual crisis cambiaria. Una crisis que, como bien señalan desde la propia Moody´s, tiene otras consecuencias: “Las condiciones financieras más restrictivas y el tipo de cambio más débil, asociados con los altos y crecientes riesgos derivados de la financiación externa, probablemente impulsen aún más la inflación y socaven el crecimiento, aumentando el riesgo de una crisis de la balanza de pagos”.
Los motivos detrás de la nueva rebaja del rating de Turquía por parte de S&P desde BB- hasta B+ no eran muy distintos, aunque esta agencia mantuviese la perspectiva en estable. No obstante, en este caso, cabía mencionar que desde S&P se apuntaba un escenario recesivo el próximo año y niveles del 22% para la inflación turca durante los próximos 4 meses, mientras alertaba de las tensiones para la financiación empresarial y, en especial, de la banca turca.
La semana pasada, temíamos que la situación en Turquía empeorase aún más antes de empezar a mejorar y parece que todavía estamos en la fase de deterioro, a la sombra de un conflicto con EEUU que tampoco avanza hacia su resolución. Un tribunal turco rechazaba la apelación del pastor estadounidense (en el centro del choque entre ambos países) para su liberación y Trump anunciaba que EEUU no permanecería inmóvil. Luego, la posibilidad respecto a que los estadounidenses acuerden nuevas sanciones contra el país otomano sigue muy viva.
La situación para Turquía seguirá siendo muy difícil en el inicio de la semana, aunque la lira amanecía el lunes manteniéndose el borde de las 6 unidades por dólar, a pesar de las rebajas de rating y la posibilidad de asistir a nuevas sanciones.
En este contexto, cuestiones como el compromiso de Qatar para invertir 15 mm. $ en Turquía, la firma de un swap de divisas entre los bancos centrales catarí y turco, los planes del ministro de Finanzas turco para facilitar el acceso de las pequeñas y medianas empresas al crédito o la decisión de la Agencia de Regulación y Supervisión Bancaria (BDDK) de rebajar la exposición de las entidades bancarias a swaps de divisas, contratos a plazo ligados a la lira y otros derivados de divisas hasta el equivalente al 25% de su capital, representan simples parches. La solución, como apuntábamos anteriormente, pasa por una política económica pragmática y basada en criterios técnicos. Una situación que no se da y explica que países como China o Francia, básicamente, den “apoyo moral” a Turquía.
En paralelo, no habrá que perder de vista el comportamiento del rublo que pierde casi un 7,5% en lo que llevamos de mes frente al dólar (a primera hora del lunes cotizaba en 67,195), a pesar de su comportamiento más estable en los últimos días. Días atrás, el banco central ruso ya dio un paso adelante al alterar la gestión de los flujos de divisas vinculados con los ingresos de las exportaciones de crudo, siendo el objetivo la estabilización del rublo. Sin embargo, los riesgos de fondo persisten y la posibilidad de asistir a nuevas sanciones a Rusia por parte de EEUU hace más complejo el escenario actual, aunque el viernes Fitch daba buenas noticias a las autoridades rusas. La agencia mantenía en BBB- el rating ruso siendo la perspectiva positiva, dado “el progreso continuado en el marco de la política económica respaldado por un tipo de cambio más flexible, el fuerte compromiso con los objetivos de inflación y una estrategia fiscal prudente”.
Entre los países de la esfera emergente afectados por la amenaza de una escalada de las sanciones de EEUU también se encuentra Irán, estando las miradas puestas en el próximo noviembre. No obstante, las fricciones ya están tomando forma y afectan de lleno a la OPEP, pudiendo resquebrajarse los acuerdos liderados por el cártel. De hecho, las autoridades iraníes ya han dejado claro que “bajo ninguna circunstancia” un socio de la OPEP puede sustituir la producción de otro. Un toque de atención que lanzaban mientras trabajan con el resto de los firmantes del acuerdo nuclear para mantenerlo vivo y plantean que los bancos europeos garanticen la circulación de los flujos derivados del comercio del crudo persa.
Entre tantas tensiones enquistadas, en los próximos días y a expensas de la discrecionalidad de Trump, parece que puede haber margen para un tono más positivo en una cuestión que también ha marcado el devenir de los mercados como es la comercial. El viernes, representantes de la Casa Blanca apuntaban que se está “muy, muy cerca” de conseguir un acuerdo comercial con Méjico. Un tono optimista compartido por el ministro de Economía de Méjico, Ildefonso Guajardo, quien anunciaba que espera zanjar a mediados de esta semana las cuestiones bilaterales pendientes con EEUU en torno a la renegociación del NAFTA.
Además, incluso las relaciones comerciales entre China y EEUU pueden dar margen a cierta esperanza en los próximos días al retomarse las conversaciones a este respecto entre ambos países, aunque sea a bajo nivel. De momento, en el inicio de la sesión del lunes, el yuan avanzaba hasta 6,85 unidades por dólar y seguía alejándose de los mínimos de 6,9376 unidades de la semana pasada, mientras que el índice chino CSI 300 amanecía con ligeras pérdidas del -0,30% y el Nikkei 225 japonés del -0,21%.
Los inversores mantenían la cautela en la sesión asiática ante unos mercados que necesitan las noticias positivas “como agua de mayo” para volver a recuperar la confianza. De acuerdo con datos de Bank of America Merrill Lynch, la semana pasada y a nivel mundial, los fondos de renta variable sufrieron flujos de salida por valor de 3,6 mm. $ (2,6 mm. $ de bolsa de EEUU) mientras que los de renta fija experimentaron entradas por valor de 2,3 mm. $.
Mientras tanto, también en base a las cifras de BofAML, los fondos de renta variable europea encadenaban 23 semanas consecutivas de salidas, ascendiendo en la última a 2,9 mm. $. Así, lo que llamaba la atención era que los fondos emergentes de renta variable sólo experimentaban salidas por valor de 200 mill. $ en la semana, dejando entrever que la depreciación de ciertas divisas está generando “gangas” en determinados países (con visión de largo plazo) desde la perspectiva de los inversores foráneos.
En contraposición con el potencial carácter decisivo de las informaciones en la órbita emergente, en áreas como la Eurozona asistiremos a un patrón continuista de las referencias. Un buen ejemplo de esto será la segunda estimación del PIB alemán del segundo trimestre 2018 (viernes) que esperamos no dé sorpresas, después del tono positivo del cálculo preliminar que arrojó un crecimiento de la economía germana del 0,5% trimestre. frente al 0,4% trim. esperado por el consenso de Bloomberg. De forma que la segunda estimación vendrá a confirmar que la mejora de la actividad fue fruto de la demanda interna ante el avance del consumo y la inversión, si bien creemos que los inventarios pueden haber supuesto un plus en los datos. Por el contrario, la demanda externa sufrirá el aumento en mayor medida de las importaciones que de las exportaciones, aunque deberemos quedarnos con el avance de las segundas en medio de un escenario de dudas.
En la semana de la UEM, más importantes que el PIB de Alemania serán los PMIs preliminares de agosto, los cuales no deberían experimentar grandes variaciones con respecto al mes anterior y continuar en niveles cercanos a los 55 puntos. Sin embargo, los indicadores volverán a reflejar las dudas hacia el futuro, dado el crecimiento tenue de la producción y los nuevos pedidos tanto en el sector manufacturero como en el terciario.
En suma, los PMIs vendrán a corroborar un escenario acorde con la prolongación de un crecimiento algo por encima del potencial en la Eurozona pero inferior a lo esperado en el comienzo del año,mientras que las componentes de precios no harán temer por la inflación en el área. Una inflación queconfirmaba sus cifras de 2,1% a. en julio, apoyadas por el 1,3% a. alcanzado a nivel subyacente aunque la energía seguía marcando la diferencia (9,5% a.). Así, cobrará mayor interés no perder de vista el comportamiento de la deuda transalpina con el 2 años en niveles de 1,288% mientras que las negociaciones presupuestarias siguen avanzando en Italia, a la sombra de distintos problemas nacionales y la cercanía de las revisiones de rating.
Con respecto a EEUU, conviene detenerse primero en la política monetaria y la publicación de las actas del último encuentro del FOMC, las cuales servirán para mostrar el consenso en el seno de la Fed a la hora de ratificar el buen momento de la economía estadounidense. Las actas recordarán que el sólido crecimiento de la actividad, la buena salud del mercado laboral y la robustez del gasto de los hogares y la inversión son los pilares que permiten confiar en una evolución saludable de los EEUU.
De forma que se allanará aún más el camino a una nueva subida de tipos de 25 p.b en septiembre y a que el ajuste del balance de la Fed alcance su velocidad de crucero de 50 mm. $/mes en el cuarto trimestre 2018. La realidad de la confianza en la institución hacia el mantenimiento de la inflación en cifras próximas al 2% en EEUU da respaldo al progresivo avance hacia los tipos restrictivos, los cuales llegarían en la segunda mitad de 2019. De hecho, las miradas virarán hacia la necesidad de evitar desviaciones al alza de la inflación en EEUU. El repunte del IPC en el país ya es puesto en valor por los hogares con menores ingresos y éstos eran los que explicaban el peor dato de la confianza de Michigan desde septiembre de 2017. En agosto, dicha confianza cedía hasta 95,3 al verse arrastrada por el deterioro de las expectativas debido a las perspectivas menos favorables en 10 años hacia los precios de los bienes que implican un gran desembolso para los hogares.
Junto a las actas de la Fed, otro punto interesante en clave de bancos centrales será el encuentro anual de Jackson Hole que dará comienzo el viernes. Los anuncios de gran calado que se han dado en este foro en otras ocasiones obligan a un seguimiento meticuloso del mismo, si bien debe tenerse cuidado con qué podemos esperar del mismo.
Esta vez, el encuentro bajo el título “Cambios en la estructura del mercado y sus implicaciones para la política monetaria” dará lugar a interesantes análisis, aunque muchos de ellos no generarán las reacciones de años atrás en los mercados. Por ejemplo, los efectos de la concentración en muchas industrias en forma de freno de la productividad y los salarios resultan muy interesantes desde el punto de vista del análisis económico, pero tienen escasa relevancia para incentivar movimientos de los mercados en el corto plazo. Una situación que no evitará que los inversores estén atentos a la intervención de Powell del próximo viernes.
Las anteriores cuestiones eclipsarán las referencias en EEUU, las cuales tendrán en las órdenes preliminares de bienes duraderos de julio uno de los indicadores más interesantes. Éstas volverán a mostrar unas bases sólidas ya que los pedidos de bienes de capital excluyendo defensa y aeronaves avanzarán a un ritmo cercano al 0,5% m.; mientras que sus embarques seguirán repuntando y alineándose con la mejora de las cifras de inversión en bienes de equipo.
Por lo tanto, conoceremos datos que vendrán a confirmar el buen momento de la economía de EEUU que será ratificado por los niveles sólidos de los PMIs estadounidenses de agosto. Mientras tanto, las ventas de viviendas nuevas y usadas seguirán reflejando la limitada disponibilidad de inmuebles en EEUU.
Intermoney Análisis y Estudios. Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.
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