Las autoridades italianas lanzaban un pulso a Bruselas con sus planes de situar el déficit público en el 2,4% durante los próximos tres años. Sin embargo, los responsables comunitarios preferían evitar la confrontación esperando que la presión de los mercados lleve al gobierno transalpino a dar marcha atrás a sus planes. De momento, el presidente, Sergio Mattarella, señalaba su preocupación al afirmar que las leyes que fundaron el Estado requieren “presupuestos equilibrados y la sostenibilidad de la deuda”; una visión que también era manifestada por el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco.
El viernes, las ventas tomaban fuerza en la deuda italiana durante la sesión, pudiendo pervivir esta situación durante la próxima semana. La deuda italiana ascendía al 132,6% del PIB el pasado julio y lo cierto es que para el país todos los años suponen un importante examen ante el elevado volumen de vencimientos que debe afrontar. Por ejemplo, los vencimientos de 2019 superan los 200 mm. €; una situación que se repetirá en los próximos años si a los vencimientos ya previstos sumamos la previsible carga de las letras.
Por lo tanto, la estrategia inicial de Bruselas acorde con que el mercado haga presente las limitaciones de Italia resulta bastante hábil ante una opción B que consistiría en un enfrentamiento directo con visos de poco éxito. Luego, las tensiones transalpinas perdurarán y la atención deberá depositarse no sólo en Italia sino también en el comportamiento de la banca. De momento, la mejor noticia es que los temores no se desbocaban y la deuda española cerraba la sesión del viernes con ligeras compras en el 10 años y un repunte asumible de la rentabilidad del 2.
Mientras que en Europa las fuentes de preocupación parecen no agotarse, en EEUU el escenario sigue resultando bastante favorable como resumía el predictor de la Fed de Atlanta al apuntar a un crecimiento del 3,6% trim. a. en el tercer trimestre 2018 después de los datos conocidos el viernes. El gasto personal de los estadounidenses desaceleraba una décima en términos nominales y reales hasta 0,3% m. y 0,2% m., respectivamente, aunque lo importante es que su tasa trimestral anualizada permanecía fuerte desde la perspectiva real (3,8%). Un dato que se producía a la sombra del buen desempeño del ingreso personal (0,3% m.) que apoyaba el crecimiento del 3,0% a. de la renta bruta disponible una vez descontado el efecto de los precios que se comportaban en línea con las metas de la Fed (PCE 2,2% a. y central 2,0% a.).
Los anteriores datos seguían avalando el endurecimiento paulatino de la política monetaria en EEUU, como también harán los indicadores que conoceremos los próximos días. En concreto, conoceremos que las nóminas no agrícolas aumentaron 182.000 en septiembre y la tasa de paro descendió hasta 3,8%. Unos datos que recordarán la fortaleza del mercado laboral estadounidense pero que no evitarán la desaceleración de los salarios hasta 2,8% a. en un entorno en el que el presidente de la Fed apuntaba a una curva de Phillips plana.
Los anteriores datos, junto con las diversas comparecencias de miembros de la Fed, nos recordarán el buen momento en el que se halla la economía de los EEUU; una circunstancia que también se verá reforzada por los indicadores adelantados. En concreto, los índices ISM volverán a mostrar el optimismo empresarial en EEUU al situarse en cotas cercanas a los 60 puntos, en el caso manufacturero, y a los 58 puntos en el ámbito de los servicios.
Aunque no levantarán preocupaciones, los puntos menos optimistas de la semana estadounidense los encontraremos en los pedidos industriales de agosto, los cuales evolucionarán de forma positiva aunque su descomposición será algo más débil, y el déficit comercial del mismo mes. Este último consolidará niveles superiores a los 50 mm. $ en consonancia con lo adelantado por el avance de la balanza comercial de bienes, la cual denotaba una caída de las exportaciones del -1,6% m. en el octavo mes de 2018.
De vuelta a la UEM, el consumo y la industria de Alemania acapararán la atención. El primero se recuperará en agosto al crecer un 0,3% m. que permitirá apoyar el avance de su tasa trimestral pero sin dibujar una imagen ilusionante. En cuanto a la industria, también asistiremos a la recuperación de sus pedidos en agosto aunque ésta será insuficiente para compensar su mal comportamiento en los meses precedentes, destacando el deterioro de su tasa trimestral.
Las cifras agregadas de la Eurozona no serán mucho más ilusionantes, pues las ventas minoristas de agosto pondrán en valor los avances modestos en Alemania, Italia y España, arrojando un avance del 0,2% m. cuyo principal apoyo será el gasto de los franceses. También los indicadores adelantados demandarán su cuota de protagonismo en el área de la mano de los PMIs finales de septiembre. Las cifras preliminares eran acordes con un crecimiento del 0,5% trim. en la zona euro durante el tercer trimestre 2018, si bien no descartamos tímidas revisiones a la baja ante la racha de datos ligeramente más débiles que están viendo la luz en la UEM. Un claro ejemplo de ello es el dato final del PIB español, el cual arrojaba un crecimiento menor en el 2tr18 (2,5% a.) frente a la primera estimación (2,7% a.).
Sin embargo, los cambios en las cifras del PIB de nuestro país no se limitaban a la serie anual, sino que también afectaban a la composición de los datos trimestrales. En concreto, se producían alteraciones de relevancia en la evolución de las exportaciones (de 0,2% trim. a -1,0% trim.) y la inversión en capital fijo (de 3,5% trim. a 2,6% trim.).Asimismo, las inquietudes volvían a emanar de la tasa de ahorro. Ésta, en términos ajustados de estacionalidad, aumentaba una décima hasta 4,4% en el 2tr18, si bien las cifras resultaban bastante peores en base a los datos acumulados de los últimos cuatro trimestres, ya que la tasa de ahorro cedía desde 5,2% en el 1tr18 hasta 4,7% en el segundo trimestre 2018.
En cuanto al continente asiático, durante el fin de semana se publicaba el PMI manufacturero patrocinado por Caixin en China, el cual descendía hasta 50 puntos en septiembre (50,6 ant.) y convivía con la caída de la componente de pedidos de exportación hasta su mínimo desde febrero de 2016. No obstante, el gigante asiático quedará en un segundo plano a lo largo de la semana debido al cierre de sus mercados por la celebración de su fiesta nacional; una cuestión que provocará que la atención asiática se centre esencialmente sobre Japón. De hecho, el país nipón ya despertaba el interés durante la madrugada de hoy con la publicación de los índices Tankan calculados por el BoJ, los cuales frenaban frente a los datos del trimestre anterior y a lo esperado, dando una imagen de estancamiento de la economía nipona que preocupa al banco central nipón.
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