En las últimas semanas, los emergentes han ocupado un hueco importante entre las cuestiones que no deben descuidarse y así parece que seguirá siendo en los próximos días. Las fricciones comerciales entre EEUU y China vuelven a tomar fuerza, la situación en Turquía sigue siendo delicada y las inquietudes hacia Argentina han resurgido, entre otras cuestiones. En el caso argentino, el “pecado original” consistente en apelar de forma relevante a la financiación en moneda fuerte ha vuelto y hacer acto de presencia, alimentando la inquietud de los inversores que llevaba al peso argentino a niveles de mínimos históricos frente al dólar, a pesar de su recuperación durante la jornada del viernes hasta 37,55. Un hecho que no sólo dificulta la posibilidad de hacer frente a las obligaciones en moneda fuerte, sino que también catapultará la inflación desde las elevadas tasas de 31,2% a. de julio. En el centro de los actuales problemas se sitúa la deuda externa gubernamental que ha pasado de 87.701 mill. $ en el cuarto trimestre 2015 a situarse en 152.922 mill. $ en el primer trimestre 2018, lo cual equivale a un incremento de casi el 75% o 65.221 mill. $. Dicha deuda gubernamental ha sido clave en el incremento de la deuda externa de Argentina, explicando también el 75% de su incremento agregado desde finales de 2015 hasta situarse el total en 253.741 mill. $ a principios de 2018. Además, la deuda externa gubernamental, mayoritariamente, está denominada en moneda extranjera, en concreto, el 88,82% que equivale a 135.821 mill. $ cuyo grueso se corresponde con el propio billete verde (106.619 mill. $). De forma que la historia se repite ya que se ha acumulado una cantidad excesiva de pasivos en moneda extranjera frente a un peso al que dan la espalda los inversores, generándose una gran bola de nieve de desconfianza. En este contexto, Argentina se verá obligada a mantener elevados tipos de interés y a acelerar los ajustes de las cuentas públicas, si quiere ganarse la confianza de los inversores foráneos y el beneplácito del FMI. En principio, las filtraciones apuntan que el organismo adelantará los desembolsos a Argentina si el país reduce el déficit primario hasta el 0,5% del PIB en 2019 frente al objetivo anterior del 1,3%, si bien esto parece que no daría tranquilidad a los inversores internacionales que parecen demandar estabilidad a nivel primario el año que viene. Por lo tanto, el camino del ajuste es obligado en Argentina ya que, al término del primer trimestre 2018, se calculaba un monto de 18.977 mill. $ en pagos vinculados con la deuda externa gubernamental a un plazo de entre 6 y 12 meses. Un periodo que se corresponde con el cuarto trimestre 2018 y primer trimestre 2019, afrontando otros 18.896 mill. $ en los siguientes 6 meses y sin el apoyo del FMI se antoja muy difícil que Argentina pueda hacer frente a estas obligaciones. En este contexto, no debemos caer en el error de dejarnos llevar por el avance del Merval del 12%, siendo la referencia las cotizaciones en divisa fuerte. Por ejemplo, la cotización de la eléctrica Edenor repuntaba un 4,76% en tres días en su mercado local, mientras que sus ADRs cedían un -13,16% en el mismo plazo. Mientras tanto, la lira recuperaba también algo de terreno durante la jornada del viernes, pero no dejaba de evidenciar las importantes dudas hacia Turquía. En este caso, también preocupa la deuda externa con vencimientos hasta julio de 2019 por valor de 179 mm. $ de los cuales 146 mm. $ se corresponden con el sector privado y, en particular, la banca. Sin embargo, esta circunstancia realmente es un problema debido a que se ha dinamitado la independencia del banco central y el mercado cotiza que la estrategia de Erdogan sólo se plasmará en más problemas, retroalimentándose una peligrosa espiral de caída de la lira y aumento de la inflación. A menos de dos semanas de la próxima reunión del banco central turco, la renuncia del vicegobernador arrojaba nuevas dudas hacia un encuentro en el que se corre el riesgo de dejar inalterados los tipos en 17,75%, cuando lo apropiado sería dar un paso decisivo hacia adelante. Así, mientras esta situación no cambie, medidas como la exención de impuestos en los depósitos en liras a más de un año, mientras se endurece la tributación de los vinculados a divisas extranjeras hasta un año, sólo generarán mejoras pasajeras de la divisa turca. Junto a las dudas generadas por la política económica de Turquía, el país deberá seguir afrontando la posibilidad de nuevas sanciones estadounidenses que enturbian todavía más su escenario. Desgraciadamente, los problemas emergentes no acaban aquí y puede empezarse a tener en cuenta otro como es el mediocre crecimiento de Brasil, país que también afrontará en octubre en unas complicadas elecciones. En el segundo trimestre 2018, la economía brasileña superaba ligeramente las previsiones al crecer un 0,2% trim., pero después de ser revisado a la baja el avance del trimestre anterior desde +0,4% trim. hasta +0,1% m. De forma que la gran referencia era el mediocre avance del 1,0% de la tasa interanual. En Brasil, la inversión cedía posiciones y el consumo privado sólo ha crecido un 0,4% desde el tercer trimestre 2017. Los puntos débiles brasileños volverán a estar presentes, aunque los mínimos del real contra el dólar parecen apuntar que ya están siendo tenidos en cuenta. En paralelo, el pulso comercial de Trump con China puede ir a más en los próximos días, pues como hemos señalado en los próximos días su estrategia electoral de cara a la cita con las urnas de noviembre puede sustentarse en generar un gran enemigo que sería el gigante asiático y otros de menor entidad como Turquía. Una posibilidad que se vería avalada por las declaraciones de Trump respecto a que China no está siendo útil para desarmar a Corea del Note. No obstante, en nuestro caso, el interés radica en la guerra de aranceles en la que el deseo de aumentar los aplicados a 200 mm. $ en importaciones chinas, tan pronto como sea posible, creemos que es un paso intermedio antes de apuntar seriamente hacia la cifra de los 500 mm. $. Mientras tanto, los chinos seguirán intentando dar una imagen de fortaleza y controlando la cotización del yuan entre anuncios de nuevos estímulos, llevando a pensar si la mejora de los PMIs oficiales del gigante asiático en agosto ofrece una imagen real. Luego, el escenario emergente presenta importantes dudas que, en muchos casos, se verán reforzadas por una cuestión clave el avance de la Fed hacia la normalización de la política monetaria en EEUU que dará un nuevo paso en septiembre. En los párrafos anteriores, hemos apuntando el desafío de la deuda externa en dólares para países como Argentina o Turquía pero este hecho no es monopolio de ambas naciones, chocando con un dólar que no cuenta sólo con el viento a favor de la Fed, también con el buen momento de la economía estadounidense y el hecho que las propias dudas emergentes alimentan su atractivo como refugio, reforzando sus ganancias frente a las divisas de estos países. A corto plazo, pueden darse episodios de rebote aislados, pero lo cierto es que siguen sin darse motivos para esperar una mejora sostenida de los emergentes. De hecho, sus divisas, de acuerdo con el índice JP Morgan Emerging Market Currency (EMCI) ceden frente al dólar un 15% desde los máximos de febrero y algo más del 6% sólo en agosto. El deterioro del escenario también es visible en otro índice de JP Morgan como es EMBI Plus Sovereign Spread, el cual sigue el diferencial del retorno total de la deuda emergente en dólares respecto a la curva Tesoro estadounidense, arrojando un repunte del 40% que también lógicamente se daba en el mes de febrero. Ante las dudas emergentes, Europa parece que no será el salvavidas ya nos seguiremos moviendo entre las inquietudes causadas por Italia y unas negociaciones del “Brexit” que no progresan adecuadamente. Respecto al primer punto, la agencia de calificación Fitch confirmaba la nota de solvencia “BBB” con perspectiva negativa de Italia, y ha advertido de la incertidumbre que provocan las tensiones políticas del país. En concreto, Fitch alertaba sobre la incertidumbre política que provoca el Gobierno de coalición presidido por Giuseppe Conte y sobre la posibilidad creciente de elecciones anticipadas a partir de 2019 por las marcadas diferencias ideológicas entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte. La agencia espera en Italia una cierta relajación fiscal que expondrá a la deuda pública del país a «potenciales shocks». “Los riesgos a la baja de nuestro pronóstico fiscal han aumentado desde marzo, en parte por las considerables diferencias políticas entre los socios de la coalición”, asegura la calificadora de riesgos. Mientras tanto, el mercado empieza a preocuparse por la falta de acuerdo entre la U.E y el Reino Unido debido a unos plazos que se agotan, lo cual está pasando ya factura a la renta variable europea. Los inversores retiraron 446 mill. $ de los fondos que se especializan en acciones del Reino Unido en la semana transcurrida hasta el miércoles 29, experimentando 10 semanas consecutivas de salidas. Unas salidas de recursos que ayudaban a explicar las salidas netas de fondos de acciones europeas por valor de 166 mill. $, encadenando en este caso 25 semanas de retiradas. Las cuestiones políticas seguirán atenazando el escenario europeo y los datos que conoceremos durante los próximos días no servirán para mejorar los ánimos. La confirmación del avance del 0,4% trim. del PIB de la UEM durante el segundo trimestre 2018 está más que descontado en el escenario de los inversores, cobrando mayor importancia el retroceso de las ventas minoristas de la zona euro en un – 0,3% m. en julio. El consumo europeo no acaba de evolucionar de la forma deseada y se sumará a unos datos mixtos en Alemania. La producción industrial caerá en Alemania en julio y las exportaciones registrarán mínimos cambios dentro de niveles máximos, si bien lo importante es que el flujo positivo parece frenarse. Así, el dato más favorable en la órbita germana será el rebote del 1,8% m. de las órdenes industriales. En EEUU, las indicadores serán más positivos con los ISM manteniéndose en niveles acordes con un destacado dinamismo de la economía e, incluso, mejoras en el ámbito terciario con el indicador de servicios repuntando hasta 57, mientras que las nóminas no agrícolas seguirán avanzando a un nivel fuerte al sumar 185.000 más en agosto. Un tono positivo de los datos que no acabará aquí, dado que el gasto en construcción crecerá un 0,5% m. en julio y la producción no agrícola confirmará su repunte del 2,9% trim. a. Así, las sombras mínimas serán mínimas y tomará forma del retroceso de las órdenes de bienes duraderos, lastradas por las componentes volátiles, y la estabilidad del salario hora en 2,8% a. En suma, buenos datos que reafirman la solidez de la economía de EEUU que también contará con el viento a favor de los avances en el acuerdo NAFTA que Trump parece querer compensar con las amenazas de abandonar la Organización Mundial del Comercio. Intermoney Análisis y Estudios. Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.
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