Sensación de más calma
La semana pasada terminaba entre noticias que permitían a los inversores mostrarse menos preocupados hacia las tensiones comerciales y el brexit. En cuanto a las primeras, Trump anunciaba que EEUU y China habían alcanzado un “acuerdo sustancial de fase uno”.
En principio, se trataría de una tregua comercial sustentada, principalmente, en el incremento de compras de productos agrícolas por parte de China, a cambio de que EEUU no ejecute el aumento de aranceles a los productos chinos previsto para el día 15 de octubre. Luego, estaríamos ante un acuerdo bastante limitado que todavía debe ser desarrollado en las cinco próximas semanas y cuyo principal efecto balsámico sería sobre los mercados y, además, en el corto plazo.
La experiencia de los últimos meses nos recuerda que no debemos dar nada por hecho entre EEUU y China hasta que esté firmado. Además, los avances expuestos no darían forma al escenario de certidumbre que necesitan las empresas para realizar inversiones importantes; de hecho, debemos insistir en que Trump califica el acuerdo de “fase uno”. Por lo tanto, la incertidumbre comercial se mantendrá a escala global y, además, en el caso europeo se agravará porque el presidente estadounidense puede verse tentado a buscar en el Viejo Continente el sucedáneo de la gran victoria comercial que le niega China.
En paralelo, en nuestro continente, se cotizaba la posibilidad de un acuerdo para lograr una salida ordenada del Reino Unido en base a las palabras amables de los involucrados, obviándose que el presidente del Consejo Europeo reconocía que Reino Unido todavía no ha presentado una “propuesta realista y viable”. En conjunto, asistíamos a buenas palabras y, en el mejor de los casos, a pasos incipientes para despejar las dos principales fuentes de riesgo a escala mundial; cuestiones que resultan suficientes para arrojar un buen día en los mercados e, incluso, un inicio de semana tranquilo, pero que no implican un cambio radical en los grandes riesgos de fondo.
La anterior situación explicará que el brexit y las tensiones comerciales sigan ocupando un lugar central en el encuentro semestral del FMI y el Banco Mundial. De hecho, ambas ya han pasado factura a la economía global y serán esgrimidas por el FMI para respaldar el recorte de sus previsiones de crecimiento del PIB mundial hasta cifras próximas al 3% en 2019 para, a continuación, dibujar un escenario casi de estabilidad de dicho crecimiento en 2020, cuando sus últimas previsiones resultaban acordes con un repunte del 3,2% en 2019 y 3,5% en 2020. Un movimiento casi adelantado por la nueva presidente del organismo, Kristalina Gueorguieva, quien la semana pasada declaraba: “se prevé que, en el 2019, el crecimiento disminuya en casi el 90% de los países (…) en parte debido a las tensiones comerciales que han debilitado sustancialmente la actividad manufacturera mundial y la inversión. Existe un grave riesgo de que los servicios y el consumo puedan verse pronto afectados”.
El acercamiento entre chinos y estadounidenses se producía justo antes de una semana en la que se publicarán datos cruciales del gigante asiático. En los próximos días, el PIB del 3tr19 revelará que el crecimiento de China avanza a su menor ritmo desde la década de los noventa (6,1% a.); una tasa que se verá acompañada de una comedida recuperación de la producción industrial hasta 5,0% a. en septiembre. No obstante, el freno de la industria china es evidente y, de hecho, cosecha sus peores datos desde 2002 y cuestiones como las débiles cifras de producción eléctrica refuerzan las dudas. Asimismo, la balanza comercial ofrecía una imagen poco optimista en la madrugada del lunes, pues las exportaciones en dólares del mes de septiembre arrojaban una caída del -3,2% a. y los retrocesos de las importaciones reflejaban que algo no va bien en la demanda interna. Una circunstancia que restará valor a la aceleración de las ventas minoristas chinas hasta 7,8% a. en septiembre, sobre todo, porque se verán maquilladas al alza por los precios de los alimentos y, además, contrastarán con su media del 12,9% desde el año 2000.
De vuelta al encuentro del FMI y el Banco Mundial, éste también contará con la publicación del Informe sobre Estabilidad Financiera, en el cual se volverán a enumerar los riesgos globales y, sobre todo, se enfatizarán las consecuencias negativas de los bajos tipos de interés. Tal y como exponía recientemente Gueorguieva, la actual generosidad monetaria estaría empujando a fondos de pensiones y compañías de seguros a realizar operaciones cada vez con más riesgo para alcanzar sus objetivos de rendimiento. Un hecho que “crea vulnerabilidades financieras, puesto que, en algunos países, las empresas aprovechan los bajos tipos para acumular deuda y financiar fusiones y adquisiciones, en lugar de invertir”. En este sentido, la presidenta del FMI cifraba en 19 bill. $ la deuda empresarial en riesgo de impago en caso de una desaceleración importante de la economía, lo cual suponía el 40% de la deuda total de las ocho mayores economías del mundo.
No obstante, la anterior noticia empequeñece respecto al hecho de que la Fed ya ha comunicado cómo llevará a cabo la ampliación de su balance con la que pretende reforzar las reservas bancarias y acabar con las tensiones del mercado monetario estadounidense. El FOMC decidía adquirir letras a un ritmo de 60 mm. $ al mes; compras que comenzarían a mediados de octubre y se mantendrían, al menos, hasta el 2tr20, siendo su objetivo el mantenimiento de un nivel de reservas bancarias similar o superior al existente a principios de septiembre. En otras palabras, la Fed se sentiría cómoda con unas reservas próximas a 1,5 billones $. Por otro lado y a fin de garantizarse la ausencia de tensiones, la Fed también informaba que mantendría, al menos, hasta enero su operativa diaria de Repos a 1 día (mínimo 75 mm. $), al tiempo que realizará dos veces por semana operaciones a 14 días (mínimo de 35 mm. $). En suma, no quieren correrse riesgos de cara a los siempre complicados finales de año.
A la postre, la proactividad de la Fed convertía a las potenciales bajadas de tipos en el único punto de interés de su encuentro de finales de mes. En los próximos días, el mercado se apalancará en la industria de EEUU para cotizar esta opción ya que su producción retrocederá en septiembre un -0,3% m., en línea con lo adelantado por el ISM manufacturero del mismo mes (47,8 puntos), al tiempo que el uso de la capacidad instalada se reducirá hasta 77,7%. Además, las dificultades del sector secundario se verían apoyadas por una de las últimas publicaciones de la Administración de Información Energética de EEUU, la cual revelaba que se había producido una caída en el consumo de energía por parte de la industria estadounidense. En principio, el volumen de gas utilizado por fuentes industriales se habría reducido un -1% a. entre mayo y julio, mientras que el consumo de gasóleo habría caído un -2% a.
Sin embargo, las expectativas de bajadas de tipos chocarán con los buenos datos de ventas minoristas de septiembre en EEUU. Éstos, excluyendo automóviles y gasolina, repuntarán un 0,3% m.; una cifra que en términos reales sería acorde con un repunte del 0,2% m. y que confirmaría que el freno del gasto personal en agosto fue algo puntual. Una recuperación que sería avalada por la evolución favorable de la confianza del consumidor de la Universidad de Michigan que, en octubre, avanzaba hasta los 96 puntos frente a los 93,2 de septiembre, apoyándose en la mejora de la lectura de las finanzas personales y de las intenciones de compra.
En Europa, la actualidad volverá a postrarse sobre el brexit dada la cercanía de la fecha límite para que Boris Johnson llegue a un acuerdo de salida (19 octubre). El viernes, el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, se mostraba confiado ante las “señales prometedoras” que permitían anticipar un nuevo acuerdo entre Londres y Bruselas. De la misma forma, la Comisión Europea calificaba de “constructiva” la reunión que mantenían el negociador de la UE, Michel Barnier, y el ministro británico para la salida del club comunitario, Stephen Barclay. Sin embargo, como señalábamos al principio, sólo estábamos ante palabras amables y poco más, pues a última hora del viernes no existía ninguna propuesta viable de cara a la Cumbre Europea del jueves 17 de octubre.
En cuanto a los datos de la semana en la UEM, estos serán mixtos ya que asistiremos a la recuperación de la producción industrial en el conjunto del área durante el mes de agosto. Ésta repuntará un 0,4% m. gracias al apoyo de países como Holanda (0,9% m.), España (0,9% m.) y Alemania (0,3% m.), si bien seguramente estemos ante una mejoría puntual y debamos prepararnos para peores datos en la parte final del año que sufrirán el deterioro de los bienes de capital. Por su parte, la encuesta ZEW a analistas e inversores alemanes no podemos descartar que sorprenda al alza en octubre debido a las noticias del pasado viernes sobre el brexit y el comercio.
Por otra parte, el IPC final de septiembre recordará que, en el conjunto de la Eurozona, la inflación se redujo hasta 0,9% a., si bien el IPC subyacente aceleró hasta 1,2% a. y los precios de los servicios repuntaron hasta 1,5% a. Estas cifras, aunque bajas, no serán consideradas por los responsables de los bancos de Alemania y Holanda como suficientes para respaldar la recuperación de las compras de activos, mostrándose el primero muy preocupado por su impacto sobre el escaso papel alemán. En principio, al nuevo ritmo de compra del BCE, en poco más de un año, la entidad se quedaría sin bonos alemanes que comprar, a no ser que decidiese no respetar las cuotas en el capital o alterar el límite de compra de hasta un tercio por emisión. Sin embargo, la alteración del segundo punto podría ir en contra del encaje legal que permite no considerar a las compras del BCE como financiación a los estados. En este sentido, el presidente del Banco de Austria, Robert Holzmann, señalaba que la inyección de tanta liquidez podría ser “contraproducente”.
Finalmente, en la renta variable, los resultados marcarán la diferencia, entre los cuales destacarán los de Citigroup, Goldman Sachs, Johnson & Johnson, JP Morgan, Wells Fargo, IBM, Bank of America, Bank NY Mellon, Morgan Stanley, Phillip Morris, American Express y Coca-Cola. En el sector financiero estadounidense, de acuerdo con las estimaciones recogidas por Reuters-Refinitiv, se prevé que en el 3tr19 se produzca la primera caída de beneficios desde el 3tr16; concretamente, de un -1,9% a. Además, en el terreno corporativo, habrá que estar atentos a los movimientos de General Motors al cumplirse casi un mes de la huelga que iniciaron sus trabajadores y que estaría acumulando pérdidas tanto para la empresa como para los empleados.
Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.
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