Atención a los datos chinos
En los próximos días, está previsto que se oficialice la consecución de un acuerdo comercial de “Fase uno” entre EEUU y China que permita, definitivamente, diluir la incertidumbre comercial a escala global.
No obstante, la fecha de la firma del citado acuerdo todavía no estaría cerrada, dado que Trump ha abierto la puerta a que pueda ser un poco después del previsto 15 de enero. Un retraso que no pondría en entredicho la rúbrica del acuerdo, pues las últimas encuestas confirman que el presidente de los EEUU habría conseguido su objetivo: ser percibido en su país como el ganador de la guerra comercial y que los estadounidenses den el beneplácito a su política económica.
En 2020, se celebrarán elecciones presidenciales y esto hará que Trump sea más cuidadoso con sus pasos, pero también que nos pueda sorprender con acciones puntuales de gran calado mediático. En dicho capítulo se incluye el reciente choque con Irán, incluidas las últimas sanciones al país persa, y la posibilidad de asistir a la implantación de aranceles teledirigidos con un alto peso mediático, pero con una importancia menor desde el punto de vista económico. Un buen ejemplo de esto son los aranceles al vino y queso procedentes de Francia anunciados a finales de 2019.
Más allá de lo expuesto, lo importante es que, una vez rubricado el acuerdo inicial entre chinos y estadounidenses, asistiremos a un contexto mucho menos incierto para el comercio mundial y esto, progresivamente, se debería traducir en un mejor comportamiento de la industria a lo largo de 2020. Una situación que no estará exenta de riesgos, si bien éstos sólo darían lugar a baches puntuales.
El escenario expuesto ya está más que descontando por los mercados, radicando el único interés en que la firma del acuerdo de “Fase uno” tome forma definitivamente. De hecho, resultarán más importantes los datos que conoceremos en China el próximo viernes, en concreto, su PIB del 4tr19. Éste informará de la estabilidad del crecimiento a un ritmo del 6,0% a. (la tasa trimestral moderará hasta 1,4%), consolidándose así el menor ritmo de avance del gigante asiático en 30 años. No obstante, China crecerá un 6,2% en 2019 y esto supondrá el cumplimiento del objetivo gubernamental, lo cual no representará ninguna sorpresa.
La economía de China se encuentra en un innegable y razonable proceso de moderación que continuará en los próximos años, planteando sus autoridades (oficiosamente) una meta de crecimiento del 6,0% para 2020. En este contexto, tan importante como las cifras de PIB será lo que se desprenda de otros datos que conoceremos en el gigante asiático, tales como la balanza comercial de diciembre. Ésta se publicará el próximo martes y el mercado espera que revele la mejora de las importaciones y las exportaciones, tanto medidas en dólares como en yuanes.
En el caso de las cifras que toman como referencia el billete verde, se prevé que las exportaciones del gigante asiático informen de un avance del 2,5% a. en diciembre (-1,3% a. en noviembre) y las importaciones de un repunte del 9,6% a. (+0,3% a. en noviembre). Unos datos que, de confirmarse, serían bien recibidos al tomarse como sinónimo de normalización de la actividad en China y, por tanto, de menor riesgo de asistir a un freno abrupto de la actividad.
En la anterior línea, no habrá que descuidar cuestiones de las importaciones chinas como el comportamiento del cobre, pues su reciente mejora servía para relativizar las dudas hacia la industria del gigante asiático. Una industria que, el próximo viernes, informará de su desempeño en diciembre, esperando los inversores que sea acorde con una ligera moderación hasta 5,9% a.; freno que no debería ir más allá gracias a los estímulos gubernamentales que juegan a favor de sectores como el cementero y el acerero. Junto a las anteriores cifras, tampoco habrá que descuidar la estabilidad del crecimiento de las ventas minoristas chinas a un ritmo del 8,0% a.; circunstancia que se verá facilitada por el avance de la inflación (IPC chino de 4,5% a. en diciembre), si bien el mercado sólo se quedará con que las ventas no defraudaron en China.
En EEUU, las cifras de producción industrial de diciembre, que conoceremos el viernes, pueden tomar un protagonismo mayor de lo habitual, dado que el ISM manufacturero se sitúa en niveles no vistos desde junio de 2009. En principio, la actividad industrial debería permanecer estancada en el último mes del año, aunque lo relevante es qué hará la estrictamente manufacturera y ésta esperamos que repunte ligeramente en diciembre, pues todavía se verá apoyada por la normalización del sector automovilístico. Luego, la actividad fabril salvará el cierre de 2019, si bien esto no evitará que la paralización de buena parte de la producción de Boeing depare un mal 1tr20 para el sector.
Junto a la producción industrial, la otra gran cita de la agenda macroeconómica estadounidense será con las ventas minoristas de diciembre durante la jornada del jueves. Éstas esperamos que mejoren su crecimiento hasta 0,5% m. y cierren el 4tr19 con tasas nominales de 2,7% trim. a.; unas cifras bastante peores que el 5,7% trim. a. del 3tr19, pero que concuerdan con los crecimientos moderados del consumo que cabe esperar en la actual fase del ciclo. La realidad es que los estadounidenses no tienen grandes motivos para restringir el consumo y la moderación de su gasto empezaría estar más vinculada con el hecho de que ya ha sufrido un importante repunte, debiendo plantearnos: ¿Qué más pueden consumir?
En la práctica, la solidez del mercado laboral sigue acompañando la tranquilidad de los ciudadanos en EEUU y, de hecho, aunque las cifras de nóminas y salarios resultasen peores de lo previsto en diciembre, éstas se encontraban muy lejos de ser negativas. Las citadas nóminas aumentaban en 145.000 frente a las 160.000 previstas y la serie era revisada a la baja en -14.000, lo cual no evitaba que aumentasen en 2,1 millones en 2019 y promediasen un avance de 176.000 al mes en el pasado año. Unas cifras que, además, se producían a la sombra de un hito histórico, como que EEUU ha conseguido crear empleo durante el conjunto de la última década.
El anterior matiz no era el único para tener en cuenta a la hora de minimizar la sorpresa a la baja de las nóminas, pues también cabía señalar el nuevo máximo histórico de la población activa al situarse en 164.556.000 personas (+209.000 en el mes). Esta circunstancia, junto a que el subempleo se situase en mínimos históricos de la serie (6,7%), lleva a reafirmarnos en que el principal problema para la creación de empleo en EEUU proviene de la escasez de oferta laboral. Ahora bien, estamos ante un triste consuelo ya que, aunque esto inyecte tranquilidad desde la perspectiva del consumo, no deja de limitar la capacidad de crecimiento de la economía estadounidense. Una situación que será bien resumida por los casi 7,3 millones de empleos disponibles en EEUU de los que informará la encuesta JOLTS.
La solidez del empleo y la mejor percepción de la política económica ayudarán a que la confianza de los estadounidenses, según la universidad de Michigan, se mantenga en cifras sólidas y superiores a 99 en el mes de enero. De forma que estaremos ante otra señal que permitirá permanecer tranquilos hacia el desempeño futuro del consumo privado en EEUU, si bien debemos insistir en que éste será acorde con avances moderados.
La positiva evolución de los permisos de construcción y las viviendas iniciadas se sumará a los indicadores que darán forma a una semana tranquila en EEUU desde el punto de vista macroeconómico; situación que no se verá quebrada por los datos de IPC de diciembre. La aceleración del índice general hasta 2,3% a. como consecuencia de las alzas de la energía y los alimentos será relativizada por su estabilidad (también en 2,3% a.) a nivel subyacente, además de por la moderación del avance del salario por hora hasta 2,9% a. que conocíamos el viernes.
La ausencia de tensiones inflacionistas, a pesar de encontrarnos ante un escenario de pleno empleo en EEUU, seguirá sin pasar de largo para miembros de la Reserva Federal como Rosengren, Williams, Bostic, George o Harker. De forma que la realidad de un escenario caracterizado por un crecimiento algo superior al potencial en EEUU y unas estadísticas de precios que no resultan incómodas en la Fed se plasmará en el hecho de que el grueso de sus miembros seguirá planteando un posicionamiento de esperar y ver a expensas de la información futura reportada por los datos. Así que, respecto a lo ya apuntado, el Libro Beige no revelará novedades revolucionarias el próximo miércoles.
En Europa, la agenda será más liviana, a la sombra de los pasos dados por el gobierno de Francia para desactivar la agitación social derivada de la reforma del sistema de pensiones y que estaba poniendo en entredicho el crecimiento galo en el corto plazo. Las autoridades francesas retiraban la nueva edad de referencia de 64 años para jubilarse con el 100% de la pensión, a cambio de que sindicatos y patronal encuentren una fórmula de financiación del nuevo sistema de jubilación, sin bajar las pensiones ni incrementar las cotizaciones patronales. Un fin para el cual los agentes sociales abrirán un proceso de diálogo que se iniciará a finales de mes y deberá acabar antes del término de abril para que sus conclusiones puedan integrarse en el trámite final de la nueva ley. En caso de no plantearse una solución que permite el equilibrio del sistema de pensiones galo en 2027, el gobierno francés actuará unilateralmente.
La realidad expuesta convivirá con el reconocimiento por parte de la autoridad estadística de Italia de la continuidad de la debilidad económica de este país. Una situación que, seguramente, lleve a ISTAT a reafirmar sus estimaciones de un crecimiento de la economía italiana del 0,2% en 2019.
En 2019, las cifras de crecimiento también fueron modestas en Alemania, como así será apuntado por la primera estimación del PIB del conjunto del año que resultará acorde con una tasa del 0,6%, debiendo tener en cuenta que esta cifra no estará corregida por cuestiones como la diferencia del número de días laborables. Así, lo importantes es que este dato, indirectamente, será sinónimo de tímido crecimiento de la economía alemana en el 4tr19.
Los indicadores expuestos serán más relevantes que las actas del BCE de su encuentro de diciembre, las cuales simplemente redundarán en los mensajes bastante medidos de Lagarde. Así, llegados este punto, sólo nos queda afrontar la actualidad en Reino Unido, después de que el gobernador del BoE no cerrase la puerta a nuevos estímulos en caso de necesidad. Por lo tanto, la atención se posará en los datos británicos de producción industrial (0,2% m.) y gasto en construcción (1,2% m.) de noviembre, además de en las ventas minoristas de diciembre. Éstas sorprenderán con un sólido crecimiento del 1,0% m. que se verá favorecido por el hecho de que, por cuestiones de contabilización, incorporarán los días de noviembre circundantes al Black Friday. Por su parte, las cifras de 1,5% a. del IPC general y del 1,7% a. del índice subyacente en diciembre quedarán en un segundo plano en Reino Unido.
En definitiva, se dan pocos motivos, más allá de una potencial toma de beneficios o un hecho imponderable, para que la renta variable no siga moviéndose en niveles sólidos y tenga continuidad la búsqueda de rentabilidad a escala global. En este sentido, resulta muy significativo que el paso atrás de la renta variable estadounidense en la sesión del viernes llegase a achacarse, en algunos foros, a la incertidumbre que puede generar en el presente año las elecciones presidenciales de noviembre. Una circunstancia que, en la práctica, simplemente representa una excusa para la toma de beneficios, pero que debemos reconocer que nos acompañará en algunos momentos de 2020 para justificar algunos movimientos de mercado. En este sentido, el próximo martes, el debate de los candidatos demócratas a la presidencia de EEUU puede generar algo de interés, aunque el primer gran momento clave tendrá lugar con las primarias demócratas a principios de febrero en Iowa y New Hampshire; momento en que podrá empezar a vislumbrarse el perfil de candidato que competirá con Trump.
Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.
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