Después del G-20
El comercio será el gran protagonista en el inicio de la semana después de la reunión del G-20 en la que Trump y Xi Jinping acordaban un alto el fuego.
Durante rueda de prensa, el presidente estadounidense anunciaba su intención de no ampliar de momento los aranceles a los productos chinos, aunque mantiene lo que actualmente se mantienen en vigor. Ambos líderes, reanudaran las conversaciones, retomándose desde el punto en el que se dejaron.
Más allá de la predisposición a retomar las conversaciones, EEUU daba un paso y comunicaba que permitirá a las empresas estadounidenses vender productos a la tecnológica china Huawei. El presidente norteamericano confirmaba lo adelantado, después de hacer saber que EEUU vende mucha cantidad de productos a Huawei, aunque no daba pistas de si el fabricante chino será sacado de la lista en la que están incluidas las empresas vetadas para hacer negocios con firmas estadounidenses.
Luego, en el inicio de la semana, el comercio debería ser una directriz positiva para los mercados, aunque con importantes limitaciones ya que una tregua no supondrá el fin de la incertidumbre. En la práctica, tanto EEUU como China están interesados en acabar con el choque comercial, pero quedan todavía muchas cuestiones espinosas por resolver como la protección de la propiedad intelectual
El próximo miércoles, las cifras de balanza comercial de EEUU del mes de mayo darán buena muestra de las consecuencias negativas de las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. En el acumulado del año hasta abril, el intercambio de bienes entre EEUU y China descendió un -14,5% y las cifras que conoceremos, en unos días, apuntarán que el deterioro seguirá siendo importante. Sin embargo, esto no evitará que el déficit comercial estadounidense aumente hasta -53,3 mm. $ frente a las cifras de -44,35 mm. $ de mayo de 2018, evidenciando que hay otros motivos para explicar el deterioro del saldo comercial de EEUU, tales como los efectos sobre la demanda interna de la política fiscal expansiva de Trump.
Los datos recogidos en la balanza comercial de EEUU son sólo la punta del iceberg de las negativas consecuencias del choque comercial protagonizado por Trump. Unas consecuencias que está sufriendo, especialmente, la industria a lo largo del mundo y que hacen que cobren importancia indicadores adelantados como los PMIs manufactureros. En China, durante el fin de semana, el PMI manufacturero oficial caía más de lo esperado al situarse en 49,4 puntos y acusar el fuerte deterioro de los pedidos. En una línea similar, su homólogo de Markit se veía lastrado por el comportamiento más negativo de las componentes de órdenes y cedía también hasta 49,4 puntos.
En Europa, la estimación final de los PMIs manufactureros del mes de junio recordará que, indirectamente, la industria del Viejo Continente está siendo la más afectada por la incertidumbre comercial, situándose el índice agregado de la UEM en 47,8 al verse arrastrado por la situación en países como Alemania (45,4). Luego, con excepciones, se dibuja un verano complicado para la industria europea, el cual será compensado por el mejor desempeño de los servicios como será recodado por la mejoría del PMI de servicios de la UEM (53,4).
Sin dejar el comercio, la reunión del G-20 también servía para que EEUU acercasen posturas en medio de las críticas de Trump hacia el pacto de seguridad que mantienen ambas naciones. La realidad es que China es una potencia al alza, contrastando con Japón que es una potencia económica a la baja y con una escasa capacidad de presión a EEUU. Japón atraviesa una situación delicada en lo económico y cuestiones como las amenazas estadounidenses respecto a la aplicación de nuevos aranceles a las importaciones de vehículos nipones, vienen a complicarlo aún más. De forma que el gobierno japonés apenas atesora margen de maniobra para negociar, como así lo recuerda el deterioro de los índices Tankan en el ámbito manufacturero.
El escenario actual pasa factura a las exportaciones japonesas y, en especial, de productos como los semiconductores y bienes de capital, lo cual resulta clave para explicar el deterioro de los índices Tankan del sector industrial. Luego, asistiremos a una semana en la cual los indicadores adelantados nos recordarán las ramificaciones negativas de las tensiones comerciales, aunque las miradas también estarán a otras cuestiones como los próximos pasos de la Fed y esto, a su vez, dotará de gran relevancia a los indicadores estadounidenses y, en especial, a las cifras de mercado laboral del próximo viernes.
En los próximos días, asistiremos a las intervenciones de distintos miembros de la Reserva Federal, conviviendo el sesgo neutral del vicepresidente Clarida con el tono más ortodoxo de Mester, lo cual anticipa discursos en los que se acentúe la prudencia y se apunte que se huirá de la sobrerreacción. Luego, tendremos discursos menos tendentes a la generosidad que se sumarán a las últimas declaraciones prudentes del presidente de la Fed de Dallas, a pesar de su sesgo neutral. Kaplan declaraba: “No quiero reducir los tipos para hacer ajustes finos. Prefiero ajustar la política, si pienso que se da un deterioro material de la situación” y “por eso quiero tomarme un poco más de tiempo para ver cómo se desarrollan los acontecimientos”.
Sin embargo, las palabras claves serán las del presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, quien recientemente se ha mostrado más flexibles con cuestiones como los objetivos de inflación al plantear metas a largo plazo, lo cual daría margen para algún ajuste de tipos. No obstante, a pesar de lo apuntado, seguramente Williams enfatice conceptos como el de prudencia y esto implicará que en un contexto de tregua comercial y sin que se observe un deterioro mayor de los indicadores, quizás no habría que asignar una probabilidad del 100% a una rebaja de tipos, a finales de julio, en EEUU.
El viernes, conocíamos que la referencia de inflación de la Fed experimentaba ligeros cambio al situarse el PCE subyacente en 1,60% a. en el mes de mayo; cifra que podría considerarse asumible para la institución y que mejoraba el 1,5% a. estimado por el consenso de Bloomberg, después de ser revisada la serie del indicador. Por otro lado, la revisión al alza del gasto personal real de los estadounidenses en abril servía para compensar su desempeño algo peor de lo previsto en mayo (+0,2% m.), dando forma al fortalecimiento de su senda de mejoría resumida en su crecimiento de 4,2% trim. a. Luego, el consumo privado que representa el corazón del PIB de EEUU se recuperaba de su modesto 1tr19 y, además, el viento sopla a su favor. El ingreso personal de los estadounidenses aumentaba un 0,5% m. y, más importante aún, su renta disponible real crece a un ritmo del 2,6% a.
La anterior cuestión resta algo de importancia al peor desempeño de la confianza de los consumidores de los EEUU, confirmado por las cifras de 98,2 de la encuesta de la Universidad de Michigan del mes de junio, aunque éstas supusieran mejorar ligeramente la estimación preliminar. En otras palabras, los datos de renta disponible nos permiten poner en cuarentena el peor desempeño de los indicadores adelantados vinculados al consumo privado.
El deterioro del ISM manufacturero de junio (50,8) y la confirmación del paso atrás de su homólogo de Markit (50,1) confirmarán serán un buen ejemplo de las consecuencias negativas de las tensiones comerciales. Sin embargo, la comedida importancia de la actividad manufacturera en EEUU hará que el indicador adelantado más relevante sea el ISM de servicios que con sus niveles todavía sólidos (56,0), a pesar del deterioro en junio, reforzará la idea de un buen comportamiento del gasto de los estadounidenses.
No obstante, las cifras que determinarán el saldo final de la semana serán las de empleo y éstas se conocerán en un contexto semifestivo que jugará a favor de la volatilidad, en caso de darse sorpresas. El próximo jueves se celebrará la fiesta nacional de los EEUU y esto implica que los mercados estadounidenses cerrarán dicho día, además de hacerlo con antelación el miércoles. Luego, el largo fin de semana de algunos inversores reducirá la liquidez, si bien esto será importante de sorprender los datos de empleo.
El miércoles, se publicará el ADP de empleo, referencia que no acaba de gustarnos, pero que será seguida con interés por el mercado. En un principio, esperamos un repunte de 150.000 empleos y el mercado de 140.000, siendo lo importante que al menos alcance esta cifra. Un hecho que llevaría a cotizar el dato de empleo de mayo como un tropiezo y alimentaría las ventas de treasuries, aunque el momento de la verdad llegaría con las nóminas no agrícolas del viernes. Éstas creemos que podrían revelar la creación de 185.000 empleos durante el mes de junio en EEUU y superar holgadamente la previsión del consenso (163.000), lo cual combinado con las cuestiones apuntadas sobre el consumo y la posible tregua comercial podría llevar a que empiecen a surgir dudas, al menos, sobre el momento del próximo movimiento de la Fed. Así, el único contrapeso podría ser una sorpresa a la baja de los salarios, pero la escasez al alza de mano de obra en EEUU nos lleva a esperar que dichos salarios aceleren ligeramente hasta 3,2% a. en junio.
Por lo tanto, la situación apuntada podría dar lugar a movimientos de cierta intensidad en los bonos, sobre todo, cuando las apuestas de posiciones largas en renta fija han ido en aumento. De acuerdo con la última encuesta de Reuters realizada a gestores de fondos de Europa, EEUU y Japón, sus posiciones en bonos a nivel global habían aumentado hasta el 41,3% frente al 40,8% del mes previo, alcanzando el mayor peso desde febrero de 2013.
Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.
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