Hay un más allá de los planes de pensiones.
Para muchos, ahorrar para la jubilación equivale a la contratación de un plan de pensiones, debido a la relación establecida por bancos y aseguradores entre el producto y el objetivo. Sin embargo, múltiples factores, demuestran que el plan de pensiones está lejos de ser la mejor herramienta de ahorro a largo plazo.
El mayor beneficio que se le atribuye a los planes de pensiones, son las ventajas fiscales que suponen las aportaciones periódicas al plan. Sin embargo, es importante tener presente que a la hora del rescate, el partícipe no solo tributa por las ganancias, sino también por el dinero ahorrado. Además, al contrario que la mayoría de productos financieros, los planes tributan como renta del trabajo y no del ahorro, por lo que mientras el tipo máximo para los fondos es del 23% sobre las plusvalías, los planes alcanzan el 45%, si el ahorro total supera los 60.000€.
Si seguimos el ejemplo de un inversor de 30 años, con un salario anual de 35.000 euros, de los que invierte 3.000€ , durante los 37 que le quedan para su jubilación, el resultado final sería el siguiente (tramos del IRPF de 2016): Habiendo contratado un plan de pensiones rescataría 202.968€ (teniendo en cuenta la deducción fiscal de todos los años), mientras que contratando un fondo de inversión se le otorgarían 260.291€ , es decir un 28% más.
Este ejemplo demuestra que aunque puedan parecer productos similares en cuanto rentabilidad y diversificación, las diferencias en términos de fiscalidad y transparencia en la contratación, son notables. Por ley, las comisiones directas máximas de un plan de pensiones son de un 0,25% por depósito y un 1,75% por gestión.
Sin embargo, al tratarse de un vehículo de inversión como cualquier otro fondo, todos los movimientos de compra-venta que se efectúen durante la existencia del producto, generan a su vez una serie de comisiones que repercuten directamente en la rentabilidad del capital invertido por el partícipe. Por eso es importante tener en cuenta la composición de la cartera, más allá de las comisiones que se aplican a la contratación del producto.
Desde el 1 de enero de 2015, los planes de pensiones pueden ser rescatados a partir de los 10 años, desde la contratación del mismo. Sin embargo, esta reforma fiscal no termina con el mayor hándicap del producto, que es la falta de liquidez en el corto y medio plazo, convirtiéndolo en poco atractivo para aquellos que se resisten a las ataduras. En definitiva, es importante valorar las diferentes opciones que ofrece la industria con el fin de encontrar un producto que asegure la mayor rentabilidad, transparencia y flexibilidad a mis ahorros.
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