Gestión activa o pasiva, pero rentable
Hemos presenciado un cambio de tendencia en el último año hacía la gestión pasiva por parte de los inversores. De los 268.700 millones de entradas netas recibidas por la industria de fondos europea en 2016, según datos de Lipper Thomson Reuters, más de la mitad iba dirigido a productos de gestión pasiva.
También en Estados Unidos, la gestión activa sufrió reembolsos superiores a los años precedentes, y a nivel global, de acuerdo con el informe de flujos anuales de Morningstar, ha llegado a máximos la brecha entre los reembolsos de productos de gestión activa y las suscripciones a productos de pasiva. Muchos atribuyen este cambio de tendencia a las altas comisiones de la gestión activa.
Desde la crisis del 2008, el coste de los productos financieros ha pasado a ser un factor decisivo para el cliente a la hora de elegir un fondo. Sumándole a esto que en tiempos de bajas rentabilidades, las comisiones cobran mayor importancia, el valor añadido que se la atribuía a la gestión activa se ha visto debilitado. Ante esta situación, la industria se ha visto obligada a abaratar las comisiones, o más bien a adaptar los costes al valor que se le puede ofrecer al participe por la gestión de su patrimonio, en función del fondo al que suscriba, resultando en productos más justos y transparentes.
Qué el exceso de comisiones haya dañado el atractivo de este tipo de estrategia, no quiere decir que haya perdido su valor. Siguen quedando en la industria equipos de gestores profesionales al mando de productos que continúan siendo mejor apuesta que los productos pasivos. Y es que dejando a un lado las comisiones, el rendimiento de una estrategia de gestión activa depende de otros dos factores decisivos a la hora de obtener resultados: el talento del equipo gestor, y el plazo de la inversión.
Por eso es importante para el cliente a la hora de valorar la contratación de un fondo o no, interesarse más que por las rentabilidades históricas, por el expertise detrás de la gestión. El segundo factor determinante a tener en cuenta antes de decidirse por una estrategia u otra, es el plazo de inversión. En una inversión a corto plazo, disminuyen las probabilidades de batir al indice, y sacar provecho del valor añadido por el que se está pagando.
Gestión activa o pasiva, el principal factor a tener en cuenta a la hora de escoger un producto de inversión es que el precio sea justo y corresponda al beneficio que este puede ofrecer. Las comisiones a la baja y el cuidado por parte del sector a la hora de elegir sus gestores, son prueba de que el cliente vuelve a ser el centro de todo.
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