Reflexiones sobre el ahorro y la inversión
El mejor momento para empezar a invertir es hoy, el otro mejor momento, fue ayer.
A mis hijos les llevo años diciendo que, conforme accedan al mercado laboral, y por muy difícil que sea, deben de ser capaces de ahorrar, para siempre, un 10% de sus ingresos netos de cara a su pensión futura. Esto es debido a que entiendo que va a ser imposible que con la curva demográfica actual las futuras generaciones de pensionistas reciban unas nóminas similares a las que están recibiendo actualmente nuestros mayores. De esta manera, se irán construyendo su propio plan de pensiones, a falta de que en algún momento nuestros gobernantes agarren el toro por los cuernos y fomenten el ahorro privado para que puedan prevalecer unas pensiones sostenibles para todos.
Ahora bien, más difícil me lo ponen cuando me preguntan en qué invertir esos ahorros.
¿Invertiría mis ahorros en deuda pública española a una TIR del 0.30% a 10 años? Por no comentar las Tires negativas que obtendría en los bonos soberanos de otros países europeos. La respuesta se la pueden imaginar, y por lo tanto no invierto en ningún fondo de renta fija europeo, pues a pesar de ser considerados fondos conservadores, los movimientos al alza en rentabilidades de esta deuda soberana y como consecuencia de los bonos corporativos -que a pesar de en general tener un mayor riesgo y menor liquidez, ofrecen rentabilidades en la mayoría de los bonos 10 años por debajo del 1%- nos llevaría a pérdidas significativas, al menos en nuestra revaluaciones. Esto podría darse por ejemplo en el caso de una crisis de confianza en el sistema de compras del BCE. Porque nadie duda que para un país tan endeudado como el nuestro, en donde llevamos años gastando más de lo que ingresamos, tener que devolver menos de lo que te prestan es una bendición. Pero, atención, ¡hay que seguir devolviéndolo y se está gastando muy rápido! Así, el mismo Draghi, ex gobernador del BCE, ha dicho recientemente “que los bajos intereses no son por sí mismos una garantía de sostenibilidad de la deuda, la percepción de su calidad también es importante”.
Si trasladamos esta situación a nivel familiar, bastante mal se duerme intentando cuadrar nuestros ingresos con nuestros gastos cada año, imagínense conciliar el sueño con una situación de mayor deuda cada año. A esta situación se le tiene que poner un límite o, en algún momento, todo salta por los aires.
¿Y en renta variable? ¿Somos capaces de encontrar por nosotros mismos las acciones brillantes que nos permitan hacernos ricos como a quienes en su día invirtieron en Apple, Google o Tesla? ¿O somos más bien de los que pensábamos en las acciones clásicas, como Telefónica, no podían caer más hace un par de años?
Cuando yo me inicié como ahorrador, y veo que mis hijos hacen lo mismo, tendemos a hacer una selección de acciones que consideramos que tienen potencial, e invertimos. Con el tiempo, acabas aprendiendo que es muy difícil elegir las acciones adecuadas a no ser que seas un gran experto. Y desde luego yo no me considero Warren Buffet.
Así, pues, volvemos a la pregunta. Debemos ahorrar, pero: ¿En qué invertimos esos ahorros?
Desde mi humilde punto de vista, si yo me iniciara en mis inversiones con el fin de crear una base de ahorro a muy largo plazo, lo primero que haría sería hacer aportaciones recurrentes fijas. Siempre, todos los meses, sin excepción. El 10% mensual, aunque sea poco dinero.
Lo segundo que la experiencia me ha demostrado es que hay gente en este mundo muy capaz, se puede confiar en expertos, pero hay que elegirlos bien. Es verdad que hay mucha oferta, y no toda es igual de buena. Además, en algunos casos unas comisiones altas que replican índices no aportan gran valor y restan mucha rentabilidad en el entorno actual. Pero también hay gestores que con una buena medición del riesgo que resulta en un pensado “asset allocation”, una buena diversificación y unas comisiones ajustadas consiguen gestionar carteras que baten recurrentemente a sus similares.
En tercer lugar, hay que elegir un instrumento fiscalmente eficiente. Un fondo de inversión lo es, y un fondo de pensiones (con comisiones baratas, eso sí) más aún en algunos casos.
Por último, y menos obvio, a mí no me gusta seguir la moda. Muchos recordamos cuando Terra era la tercera empresa del IBEX con mayor capitalización, y esos mismos recordamos que dejó de serlo de manera estrepitosa.
Así, a mí me encantan algunos fondos perfilados que actualmente se ofrecen en mercado, adecuando el tipo de fondo a vuestro perfil de riesgo en donde se produce una buena diversificación que te permite llegar a donde individualmente es imposible llegar. En algunos la liquidez también está contemplada como un porcentaje más de la cartera, lo cual creo positivo en tiempos de incertidumbre.
A nivel particular, y a contracorriente, también creo que puede ser un buen momento para empezar a invertir en Fondos Value que invierten en empresas cuyo valor no está siendo percibido correctamente por el mercado. A medio y largo plazo creo que volverán a ser analizadas en su justa medida empresas solventes y atractivas en cuanto a precio, ya sea por operaciones corporativas o porque vuelven a recibir el interés de los inversores.
También, si de lo que estamos hablando es de ahorro a largo plazo y para inversiones significativamente mayores, existen alternativas como fondos de capital riesgo que en ocasiones tienen menos riesgo que una inversión en fondos de acciones. Es verdad que estas inversiones no tienen normalmente liquidez, pero creo que por ejemplo fondos de inversiones en renovables con retornos recurrentes, y más si son diversificadas en reguladas y no reguladas y en varios tipos de energía, no solo fotovoltaica, son una gran alternativa de inversión.
Por último, para personas con un alto poder adquisitivo (y de ahorro), me fascina el mundo de los Search Fund (y algún fondo que se ha montado a tal efecto). El concepto consiste en financiar durante un periodo de tiempo a graduados de MBA para buscar empresas medianas y pequeñas con EBITDA positivo (no start ups) en determinados sectores productivos, para adquirirlas y maximizar su potencial. Lo considero una gran salida para empresarios del “baby boom” que buscan monetizar su proyecto de vida, para jóvenes emprendedores con ganas de maximizar el proyecto de vida de los empresarios, y de inversores que aprendemos que existe un universo ingente de buenas empresas que pueden ser llevadas a otro nivel por personas jóvenes y emprendedoras.
Y el ladrillo en la gran ciudad lo dejamos para más adelante, que no tengo muy claro quién va a adquirir en el futuro las viviendas cuando la curva demográfica juega en contra en Europa. Y más con el advenimiento del teletrabajo…
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