Creemos firmemente que la tecnología es uno de los pilares de crecimiento del mundo de la gestión de fondos. La tecnología Fintech puede servir de elemento estratégico diferenciador a la hora de gestionar y también como ventaja financiera para el inversor final. En este sentido, en la eterna discusión acerca de la gestión pasiva y la gestión activa, nosotros creemos que hay un camino intermedio: una gestión eficiente apoyada en la tecnología, pero con un valor añadido humano, tanto en el proceso de inversión basado en el conocimiento de los gestores, como en el seguimiento e interactuación con el cliente. El factor humano en el momento de gestionar es necesario e incluso diríamos que imprescindible, pues se necesita hacer un correcto stock picking y asset allocation con diversificación de productos. Pero la mayor parte del proceso que sucede antes de que entre en juego el gestor, se puede automatizar, ayudando a ahorrar costes. Así, nosotros entendemos la palabra roboadvisor, no como sinónimo de automatización de la gestión del fondo o la gestión de la cartera del cliente, sino como automatización del proceso de inversión previo. Durante muchos años, el asesoramiento financiero tradicional ha estado fuera del alcance de la mayoría de ahorradores debido a los elevados costes de gestión y a las exigencias de capital mínimo de los inversores, haciendo accesible este servicio únicamente para los clientes de banca privada. Sin embargo, la tecnología ha democratizado la inversión gracias al abaratamiento de los costes y la mejora de la accesibilidad. Las Fintech simplifican enormemente la vida al inversor. Lo hemos comprobado en el Grupo CIMD con los fondos imdi funds, en los que hemos automatizado dentro de la cadena de valor todas aquellas partes en las que resultaba engorroso hacerlo por la vía tradicional, es decir, todo el proceso que existe hasta que el cliente compra el fondo (estimación del perfil del inversor, acceso online a su cartera, información sobre sus inversiones). Gracias a la automatización de muchas partes dentro de la cadena de valor, hemos podido abaratar los costes al inversor final, mejorar la usabilidad y ganar transparencia.
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