Centrados en la estrategia de salida
Al contrario que en las sesiones anteriores, el jueves venía cargado de referencias tanto en el ámbito institucional como en el macro. En el seno del BCE, destacaban las palabras del economista jefe, Peter Praet, al señalar que en la próxima reunión de la entidad se discutirá la posibilidad de ajustar los estímulos.
No obstante, aclaraba que esto no quiere decir que lleguen a su fin; un guiño tendente a evitar la sobrerreacción de los mercados ante los potenciales cambios. En palabras textuales: “Desde el punto de vista real, la economía va mucho mejor, pero el trabajo todavía no está hecho. Ahora estamos hablando de “recalibración”.
Todavía no está todo dicho” y “Sabemos que los mercados pueden reaccionar exageradamente. Es por eso que somos prudentes. ¿Cómo de prudentes?
Ese es el debate que tenemos en el Consejo”. En una línea similar se posicionaba el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy, al manifestar que el BCE puede reducir la intensidad de su política de expansión cuantitativa, mientras prolonga su postura acomodaticia manteniendo un elevado número de activos.
En este punto, esgrimía un análisis debatible, aunque lo importante era que sus conclusiones daban respaldo al desmantelamiento progresivo de las compras. Villeroy señalaba que el impacto de los programas de compras de activos está motivado por el volumen en manos del banco central, en vez de por el flujo de las compras.
Además, a modo de apunte final sobre estas cuestiones, defendía que mientras el BCE reduce sus compras, debería de mantener cierta capacidad de compra adicional por si fuera necesario.
Por otro lado, el francés tenía palabras para la inflación y declaraba que la aceleración del IPC todavía es lenta, a pesar de que el crecimiento económico del área se hubiese intensificado. Asimismo, consideraba que los efectos de la política monetaria sobre la inflación podrían tardar más tiempo en hacerse visibles respecto a ciclos anteriores. En este sentido, expresaba su confianza en la efectividad de la política monetaria del BCE y apelaba a la paciencia.
Menos relevantes eran palabras del presidente del Banco Central de Finlandia, Erkki Liikanen, al recordarnos que la meta política del BCE debe ser simétrica y que es de igual importancia actuar eficazmente sobre los niveles de inflación, tanto por encima como por debajo del objetivo marcado por el organismo. Una cuestión ya conocida y remarcada en múltiples ocasiones por Mario Draghi.
Por otro lado, defendía que ante un crecimiento constante de la zona euro y una perspectiva favorable, la inflación acabará (lentamente) situándose en los niveles deseados y esto todavía requiere un grado sustancial de laxitud monetaria.
En pleno debate sobre el presente y el futuro de la inflación, en Alemania, conocíamos que el IPCA se mantenía estable en septiembre (1,8% a.), si bien dicha circunstancia se daba por un margen mínimo. De manera desagregada y en base a los estándares nacionales, la energía cumplía con lo esperado al acelerar hasta +2,7% a. y permitía que los precios de los bienes repuntasen dos décimas hasta 2,2% a.
Un comportamiento que se veía acompañado de la estabilidad de la inflación de servicios en 1,6% a. Por su parte, en España, el IPCA sorprendía al moderar hasta 1,9% a. a pesar del favorable comportamiento de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas.
Las confianzas de la UEM también respaldaban la tranquilidad en el seno del BCE, pues sus componentes de precios eran acordes con unas expectativas al alza de los agentes económicos. Las alzas de precios apuntadas en el sector fabril, así como en los servicios, impactaban en los consumidores en forma de percepción ascendente de los precios.
Sin embargo, los datos de confianza de la Eurozona no eran sólo las componentes de precios y debía resaltarse su buen desempeño, en línea con el mantenimiento de la actual fase expansiva en el área. En EEUU, al igual que en Europa, las comparecencias de miembros de su banco central alternaban en importancia con los datos de la sesión. En el ámbito institucional, Eric Rosengren (Fed de Boston) explicaba que es necesario aumentar progresiva y regularmente los tipos, si se quiere evitar el sobrecalentamiento de la economía.
Al mismo tiempo, aprovechaba para restar importancia a las débiles cifras de inflación ante los riesgos de un mercado laboral bastante ajustado y sus potenciales repercusiones en forma de alzas de salarios y precios a largo plazo.
El discurso de Rosengren no difería del pronunciado por su homóloga de Kansas City, Esther George, quién sostenía que un aumento continuado de los tiposes la mejor manera de asegurarse que la recuperación económica se mantenga estable durante años. George se apoyaba en los altos niveles de confianza y las cifras de PIB para defender que el crecimiento prolongado de la economía estadounidense se plasmará en un escenario de menor desempleo y baja inflación.
La tendencia positiva de EEUUes una realidad y la estimación final del PIB del 2tr17 lo recordaba, pues confirmaba un crecimiento de 3,1% trim. a. En conjunto, los cambios observados eran de importancia menor y se concentraban en la inversión.
El avance estimado de la destinada a capital fijo era reducido desde 3,6% trim. a. hasta 3,2% trim. a., viéndose compensado por la mayor contribución de los inventarios (+0,12 p.p). Más allá del PIB, la balanza comercial estadounidense (ajustada de estacionalidad) confirmaba la estabilización de las exportaciones de bienes en niveles de 128 mm. $ durante el mes de agosto, destacando el mayor peso de los bienes de capital (45,4 mm. $).
En cuanto a las bolsas, éstas cerraban con ligeros cambios en ambos lados del Atlántico. El Eurostoxx 50 ganaba un +0,24% (3.563) y el S&P500 un +0,12%. Más interés deparaba el movimiento en los treasuriesy, concretamente, en el T-Note a 10 años. Éste, después de rozar 2,36%, corregía hasta 2,31% una vez que se digerían los últimos anuncios en materia fiscal y declaraciones en el ámbito de la Fed.
Autores: Intermoney Análisis y Estudio
Francisco Vidal, Garbriel Marquès, Mariano Valderrama