Entre reuniones de bancos centrales e información comercial
En los próximos días, la agenda institucional se antoja decisiva para el devenir de los mercados, si bien antes se impone realizar un repaso a los importantes acontecimientos y referencias que conocimos en la parte final de la semana pasada ya que seguirán dejando su impronta en los mercados.
El inesperado desplome del -1,5% m. de la actividad manufacturera alemana durante el mes de octubre hacía que se desvaneciesen las esperanzas depositadas en la estabilización del sector durante el 4tr19, pues el deterioro de su tasa trimestral se agravaba hasta -1,4%. Un mal dato que era resultado del desplome del -4,4% m. de los bienes de capital, el cual más que compensaba el avance en el resto de las partidas.
La fortísima intensidad de la caída de la producción de bienes de capital en Alemania debe identificarse con un comportamiento atípico; circunstancia que no evitará que la industria vuelva a restar al PIB del 4tr19. Así, la contrapartida positiva radicaba en que este inesperado paso atrás facilita una recuperación más intensa del sector manufacturero germano en 2020, en el caso de desvanecerse las grandes incertidumbres globales. Desgraciadamente, las malas noticias para Alemania no acababan aquí, pues la construcción se desplomaba un -2,8% m. en octubre y su tasa trimestral permanecía en territorio contractivo al ceder un -0,5%. De forma que asistíamos a un dato más negativo de lo que parecía para Alemania, dado que la mencionada construcción había sido uno de los puntos fuertes de la economía germana en lo que llevábamos de 2019.
El viernes, dos ámbitos clave daban malas noticias en cuanto a la actividad de Alemania durante el 4tr19, si bien convivían con una noticia de carácter mixto como es la mayor beligerancia de la SPD dentro de la Gran Coalición que gobierna la primera economía europea. De momento, dicha beligerancia no se traduce en la amenaza de una ruptura de la coalición, pero si la CDU/CSU no cede a las propuestas nacidas en el último congreso de la SPD, el mercado puede empezar a cotizar la mencionada posibilidad de ruptura.
Entre las propuestas de la SPD, sobresale la recuperación del impuesto al patrimonio para fortunas a partir de los 2 millones €, pero también el apoyo a un gran programa de inversiones, el aumento del salario mínimo hasta 12€ por hora o el replanteamiento de las reglas de estabilidad presupuestaria. En palabras de los nuevos líderes de la SPD: “A ninguna empresa se le ocurriría dejar que la maquinaria se volviera obsoleta sólo para no tener que endeudarse”.
A pesar del ruido que puede producir el giro de la SPD, el aspecto positivo estriba en que sus principales propuestas supondrían un importante estímulo para la economía alemana en un momento en el que ésta necesita un empujón adicional. A cambio, la contrapartida negativa estriba en la incertidumbre política que pueden inyectar las fricciones entre la SPD y la CDU/CSU. Unas tensiones que se antojan menos desafiantes que el complicado escenario que debe afrontar Macron.
Por su parte, más amables eran las noticias desde la perspectiva de la esfera comercial y el mercado laboral de EEUU en la parte final de la semana pasada. En cuanto a las primeras, se quiso realizar una interpretación positiva de las exenciones que China está aplicando a las importaciones de carne de cerdo, soja y otros alimentos procedentes de EEUU, lo cual más que un gesto de buena fe es una cuestión obligada. En un momento muy delicado para el abastecimiento de alimentos en el gigante asiático, los aranceles del 33% a la soja y del 72% a la carne de cerdo provenientes de los EEUU se convierten en un problema más que en una forma de presión a los estadounidenses.
Luego, aunque se percibiesen las exenciones arancelarias en China como un gesto hacia EEUU, lo cierto es que las autoridades chinas actuaban pensando en clave nacional y sólo aprovechaban para “vender” su acción obligada como una cesión a los estadounidenses en un momento clave de las negociaciones comerciales. China sigue lanzando mensajes a favor de alcanzar un acuerdo comercial con EEUU lo antes posible y el temor de los aranceles estadounidenses a finales de la presente semana fuerzan a ello. Los posibles aranceles que puedan entrar en vigor el 15 de diciembre y que afectarían a teléfonos móviles, ordenadores portátiles, juguetes y partidas textiles, unido a los ya existentes por valor de 375 mm. $ sobre los productos chinos siguen siendo el principal escollo.
Además, algunas medidas aplicadas desde el país asiático tampoco ayudan. Por ejemplo, Pekín ordenaba a todas las oficinas gubernamentales e instituciones públicas que eliminen los equipos y el software informáticos extranjeros dentro de tres años, lo que perjudica a compañías como HP, Dell o Microsoft. La directiva es la primera instrucción públicamente conocida con objetivos específicos dados a los compradores chinos para cambiar a proveedores de tecnología nacionales, y sigue la misma línea llevada a cabo por la administración Trump para frenar el uso de la tecnología china en los EEUU.
En lo que representa el embrollo comercial, ganan en importancia los datos de la balanza comercial del mes de noviembre de China y que resultaban agridulces. Durante el fin de semana, conocíamos que las cifras en dólares del comercio chino informaban de un inesperado descenso del -1,1% a. de las exportaciones en lo que suponía la cuarta caída consecutiva en términos interanuales. Una situación que hacía que, en el acumulado del año hasta noviembre, las exportaciones chinas en dólares cediesen un -0,3%. En conjunto, estábamos ante unos datos mediocres que se encontraban muy ligados a la incertidumbre comercial.
Por ejemplo, en base a las estadísticas del gigante asiático, el comercio entre China y EEUU se redujo en un 15,2% hasta noviembre, dándose un descenso del 12,5% en las exportaciones y del 23,3% en las importaciones. Un deterioro que, parcialmente, era resultado del uso de terceros países para encubrir el comercio con EEUU, si bien otra parte de su caída era consecuencia de las tensiones comerciales.
Los efectos derivados de la guerra comercial siguen aflorando y la Cámara de Comercio de la UE en China explicaba que las grandes empresas europeas están cambiando las cadenas de suministro de fabricación para evitar el efecto de los aranceles, mientras que las pequeñas compañías son los que están soportando los costes adicionales. Aunque algunas compañías han desplazado la inversión fuera de China, aproximadamente el mismo número ha aumentado la inversión en el país para producir más localmente.
Los problemas comerciales se dan en un contexto en el que asesores del PBoCh reconocen que el crecimiento potencial de China ha caído por debajo del 6%, al mismo tiempo que adelantan un crecimiento del país de entre el 5% y el 6% en el periodo comprendido entre 2020 y 2025. El escenario hace obligados los estímulos en el gigante asiático para evitar un freno de la actividad mayor de lo previsto y los pasos dados empiezan a dar sus frutos.
En esta línea, las importaciones en dólares de China informaban de un inesperado aumento del 0,3% a. que se convertía en la primera tasa interanual positiva desde el pasado abril. Un dato que cobraba mayor valor al estar acompañado del avance del 12,1% m. y 5,0% a. de las importaciones de cobre que registraban sus mayores cotas en 13 meses, dado que el buen comportamiento de las compras de este metal adelanta una mejoría de la industria china.
No obstante, todo lo expuesto se veía ensombrecido por las positivas referencias conocidas en EEUU durante la jornada del viernes y que eran decisivas para dar forma a un buen final de semana en las bolsas, pero que también representarán un sólido puntal para los mercados en el corto plazo. En noviembre, las nóminas no agrícolas de EEUU aumentaban en 266.000 frente al repunte de 180.000 esperado por el mercado, al tiempo que su avance en los meses de octubre y septiembre era revisado al alza en 41.000. En conjunto, entre junio y noviembre, las nóminas aumentaban en 1,178 millones y, en los últimos 3 meses, promediaban un avance de 205.000, a pesar de lo maduro de la fase expansiva de la economía americana.
Además, el dato de nóminas no agrícolas de noviembre podría haberse tornado más fuerte, de no ser por el mal tiempo que impidió trabajar a 98.000 empleados a tiempo completo frente al promedio de 74.000 que suele darse en este mes. Luego, el empleo se muestra fuerte en EEUU en un contexto de escasez de oferta laboral, lo cual explicaba que el subempleo cediese hasta tasas del 6,9% (niveles del año 2000) y los salarios avanzasen a un ritmo del 3,1% a. en noviembre. No obstante, en materia salarial, la anterior cifra no es la referencia a tener en cuenta, sino la remuneración por hora trabajada que acompañará a los datos de productividad de EEUU del 3tr19 y que confirmará su tasa de crecimiento a un ritmo del 4,5% a. este martes.
Más allá de EEUU, la atención se posará en las elecciones del próximo 12 de diciembre en el Reino Unido. Las encuestas asignan una amplia mayoría a los conservadores frente a los laboristas, obteniendo los primeros una ventaja de casi 10 puntos. Ahora bien, la gran clave radica en si esto será suficiente para que Boris Johnson consiga sacar al Reino Unido de la UE el próximo 31 de enero. En caso de ser así, ha propuesto una acción rápida y las primeras votaciones en este sentido llegarían a la Cámara de los Comunes antes de Navidad. Una buena noticia ya que un gran punto de incertidumbre empezaría a diluirse, siendo mejor un mal acuerdo de salida que la pervivencia del actual escenario. Además, los intereses de la UE y el Reino Unido apuntan a que, una vez oficializada la salida, se buscará consensuar unas relaciones razonables en lo político y lo económico.
El otro gran acontecimiento de la semana en Europa será la primera reunión de política monetaria del BCE capitaneada por Lagarde. En principio, no esperamos grandes novedades de este encuentro, una vez que la nueva presidenta se ha encargado de rebajar las expectativas respecto a la revisión completa de la estrategia de la entidad. Lagarde ya ha empezado a hablar de un proceso largo y no ha ofrecido ninguna pista sobre la potencial fecha de finalización del mismo y, seguramente, tampoco lo hará el próximo jueves al tratar de mantener la máxima flexibilidad posible. En este punto, el problema estriba en que para los inversores los tiempos resultan muy importantes y demandarán anuncios más pronto que tarde.
No obstante, Lagarde sí que confirmará que uno de los puntos clave en la actualización de la estrategia del BCE será el objetivo de inflación, aunque en IM somos escépticos respecto al desenlace de este ejercicio. Los riesgos, junto a las diferencias existentes dentro del BCE, dificultan cualquier cambio de la meta de inflación de la entidad y, de hecho, llega a especularse con que podría optarse, únicamente, por la simplificación del objetivo hasta hacer sólo mención de una referencia del 2%.
El objetivo de inflación, aunque para el mercado sea el aspecto más importante de la revisión estratégica del BCE, sólo representará una parte de este ejercicio, el cual también tratará de incorporar cuestiones relacionadas con el cambio climático y ofrecerá mayor sensibilidad hacia desafíos como el demográfico o la disrupción tecnológica. Sin embargo, lo más importante de cara al encuentro del jueves, es que nuestro banco central ofrecerá una línea de actuación continuista, mientras que Lagarde echa “balones fuera” en cuestiones como las limitaciones del programa de compras del BCE en lo que se refiere a la deuda alemana.
Todo ello, a la vez que la actualización de las previsiones del BCE para la zona euro arrojarán pocos cambios respecto a septiembre de 2020, cuando adelantó un crecimiento de la UEM del 1,1% en 2019, 1,2% en 2020 y 1,4% 2021. En cuanto a la inflación, los precios del petróleo pueden respaldar una ligera revisión al alza del IPC de 2020 respecto al 1% proyectado hace casi 3 meses, mientras que la estimación de 2021 se quedará en cifras de 1,5%.
Respecto a los indicadores europeos, las cifras finales de IPCA de noviembre a lo largo de la zona euro no aportarán sorpresas al confirmarse los datos de Francia (1,2% a.), Portugal (0,2% a.), España (0,5% a.) y Alemania (1,2% a.), al igual que ocurrirá con el dato de inflación del conjunto del área que reafirmará su tasa del 1,0% a. Así que cobrará mayor valor la debilidad de las cifras de producción industrial en el agregado de la UEM al verse arrastradas por el desplome en Alemania y la debilidad en Italia, dando forma a un retroceso del -0,7% m.
En paralelo, la mejora de la confianza de los analistas y economistas alemanes en diciembre, de acuerdo con el instituto ZEW, será secundaria frente a las cifras de la balanza comercial de Alemania con las que abríamos la semana. Éstas informaban de un comportamiento mucho mejor de lo esperado de las exportaciones en octubre, pues éstas repuntaban un 1,2% m. frente al descenso previsto del -0,3% m. y daban forma a un nuevo máximo de su serie histórica.
En EEUU, dejando a un lado las noticias comerciales, la gran cita de la semana será con la reunión de política monetaria de la Fed. En este caso, al igual que ocurre con el BCE, la entidad se encuentra inmersa en un proceso de revisión de su estrategia que también abarcará la definición de su objetivo de inflación. Sin embargo, a este respecto no debemos esperar novedades hasta comienzos de 2020, a pesar de que la Reserva Federal ya lleva tiempo embarcada en la actualización de su guía de acción.
De forma que, el próximo miércoles, a la sombra del respiro dado por los datos del mercado laboral estadounidense en noviembre, debemos descontar el mantenimiento de un tono acorde con una estrategia de “esperar y ver” por parte de la Fed. No obstante, dicha estrategia se condicionará al devenir de los datos para dotarla de un gado suficiente de flexibilidad que tranquilice a los mercados. En paralelo, esta situación se traducirá en cambios residuales en las previsiones para EEUU de los participantes en las reuniones de política monetaria de la Fed.
Desde la perspectiva del crecimiento, continuará apuntándose un avance algo superior al 2% en 2019 y tasas próximas al 2% para los dos próximos años, mientras que en lo referente al PCE subyacente podría ajustarse ligeramente a la baja la cifra de 2019 (1,8%) manteniéndose sin cambios las relativas a 2020 y 2021 en 1,9% y 2,0%, respectivamente. Ante el continuismo de las previsiones de crecimiento e inflación, las estimaciones de tipos simplemente incorporarán la rebaja de octubre en 25 p.b hasta 1,5%-1,75% y, a partir de ese punto, señalarán su estabilidad en 2020 y un escenario de progresivos repuntes a partir de 2021.
La ausencia de presiones para actuar a corto plazo permitirá que los miembros de la Reserva Federal se centren en otras cuestiones como las potenciales tensiones de liquidez en EEUU durante el paso del año. El funcionamiento del mercado monetario estadounidense no acaba de normalizarse y esto ha obligado a la Fed a retirar los límites en su operativa diaria de inyección de liquidez, si bien lo preocupante es que las operaciones vinculadas al paso del año están arrojando importantes presiones desde la perspectiva de la demanda. La última operación a 42 días y con vencimiento el 13 de enero recibió peticiones por importe de 42,55 mm. $ y sólo se asignaron 25 mm. $, repitiéndose la misma situación que con la primera inyección a este plazo. En dicho caso, el vencimiento era el 6 de enero y se adjudicaron también 25 mm. $ frente a una demanda de 49,05 mm. $
Ante los números expuestos, no resulta descabellado el hecho de apuntar que las tensiones en el mercado monetario de los EEUU pueden repetirse durante el paso del año, resultando necesario que se articulen nuevas medidas para evitar este riesgo. Ahora bien, más importante que las medidas a corto plazo, resulta la creación de un sistema solvente a largo plazo que garantice que las tensiones no retornarán.
La semana en EEUU también deparará datos importantes, tales como las ventas minoristas de noviembre. Éstas esperamos que crezcan un 0,4% m. en términos nominales, aunque lo relevante es que las cifras deflactadas serán acordes con crecimientos anualizados del 2% y esto respalda el mantenimiento del crecimiento del PIB a un ritmo algo superior a su potencial. Asimismo, conoceremos la aceleración del IPC estadounidense hasta 2,0% a. en noviembre, a causa del impulso del precio del petróleo mientras que la inflación subyacente se mantendrá en 2,3.
Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.