Antes de exponer cómo se presenta la próxima semana, conviene pararnos momentáneamente para explicar los importantes datos que conocíamos en la jornada del viernes. En concreto, Eurostat confirmaba que el crecimiento de la UEM se situaba en 0,4% trim. en el segundo trimestre 2018, principalmente, gracias al empuje de la inversión (+0,3 p.p.). Éste más que compensaba el drenaje de la demanda externa (-0,2 p.p.) y convivía con unas aportaciones positivas del gasto público (+0,1 p.p.) y el consumo privado (+0,1 p.p.).
Así, la economía de la zona euro mantenía inalterado su ritmo de avance respecto al primer trimestre 2018 en términos trimestrales, aunque, en el momento actual, cada vez hay más dudas hacia la evolución del PIB en el futuro próximo. Esta última cuestión será tratada en la reunión del BCE de la próxima semana, en la que Mario Draghi hará mención a los riesgos que debe afrontar la economía de la UEM para seguir anclada en su senda de crecimiento moderado. Pese a que se enfatizará que los riesgos anteriormente mencionados son de carácter temporal, ello no evitará que se puedan revisar ligeramente a la baja las previsiones de la autoridad monetaria para 2018 y 2019 (2,1% y 1,9%, correspondientemente, según las proyecciones de junio).
Dejando la actualización de previsiones a un lado, la reunión del BCE vendrá marcada por el tono continuista de la política monetaria en la UEM respecto al encuentro de junio y se confirmará la ampliación de las compras hasta diciembre, a razón de 15 mm. € frente a los 30 mm. € actuales. Por su parte, se volverán a aparcar las subidas de tipos hasta verano de 2019, posiblemente, mientras que se insistirá en la reinversión de los vencimientos del QE durante el periodo de tiempo “que sea necesario”.
De vuelta a los datos del viernes, también sobresalían las nóminas no agrícolas publicadas en EEUU, las cuales reflejaban que la creación de empleo se habría situado en 201.000 (178.000 en el sector terciario) en el mes de agosto desde la cifra de 147.000 del mes anterior. Lo anterior habría convivido con una caída de la población activa (-469.000) y una disminución del subempleo hasta su mínimo desde 2001 (7,4%). Por su parte, los salarios sorprendían al alza al situarse en 2,9% a. y alcanzar su mayor tasa de los últimos nueve años, lo cual impulsaba las ventas en el mercado de T-Notes dado que jugaría a favor de las subidas de tipos previstas por la Reserva Federal.
En una línea similar, los datos estadounidenses de la próxima semana “remarán a favor” de la estrategia de salida de la Fed, sobre todo, el IPC de agosto. Éste volverá a situarse en cotas francamente elevadas (2,8% a.), mientras que los precios subyacentes se mantendrán en tasas de 2,4% a. en el octavo mes de 2018. De la misma forma, las mayores presiones inflacionistas en EEUU se reflejarán en el aumento del uso de la capacidad instalada hasta 78,2% en agosto; una cifra que convivirá con el avance de la producción industrial en un 0,3% m. en el mismo mes, en línea con lo adelantado por el ISM manufacturero.
También conoceremos referencias macroeconómicas positivas vinculadas al consumo privado. Concretamente, las ventas minoristas volverán a avanzar un 0,5% m. en el mes de agosto, si bien lo harán a un ritmo del 0,4% m. excluyendo partidas volátiles como los automóviles y las ventas en estaciones de servicios. En este entorno, el Libro Beige de la Fed se encargará de recoger el optimismo que desprenderán los datos estadounidenses, aunque no podemos descartar un tono más prudente tal y como ya ha sucedido en ocasiones anteriores.
Sin embargo, la actualidad de la política monetaria no la encontraremos únicamente en la reunión del BCE y en el Libro Beige de la Fed, sino que también pasará por Reino Unido. De hecho, el BoE celebrará su próximo encuentro de política monetaria en la jornada del jueves, si bien los principales puntos de interés del mismo los hallaremos en la visión de la entidad británica sobre las conversaciones del “Brexit” y los comentarios del gobernador Mark Carney sobre su mandato.
Por el contrario, los anuncios relevantes serán el plato fuerte de la reunión del Banco Central de Turquía, en la cual se espera que la entidad comunique una subida de tipos hasta 21% para frenar la elevada inflación (17,9% a. en agosto). Todo ello, en la misma semana en la que conoceremos que el PIB turco se desaceleró hasta 0,5% trim. en el 2tr18 (2,0% ant.), según la previsión de Bloomberg.
En consecuencia, Turquía podrá volver a convertirse en el origen de ruido en los mercados, con el permiso de Argentina, aunque la actualidad emergente también pasará por China. Recientemente, conocíamos que las reservas internacionales caían hasta 3.110 mm. $ en agosto (3.118 ant.), mientras que la balanza comercial reflejaba una desaceleración de las exportaciones +9,8% a. en contraste con las importaciones 20% a. durante el mismo mes. Los anteriores datos veían la luz después de que el presidente de los EEUU, Donald Trump, advirtiera de que tiene preparados aranceles para gravar 267.000 mill. $ de importaciones de China, además de los 200.000 mill. $ de productos del país asiático sobre los que ya tiene que decidir.
Sin dejar Asia, deberemos estar atentos a la revisión del PIB japonés del 2tr18, la cual se publicaba en la madrugada del lunes y denotaba un crecimiento del 3,0% trim. a. No obstante, se espera que dicho dato no tenga una alta repercusión en el ánimo de los inversores, tal y como sucederá también con las referencias macroeconómicas que verán la luz en la UEM. En el agregado del área, la producción industrial retrocederá un -0,5% m. en julio lastrada por el pobre desempeño registrado por la locomotora alemana durante el mismo periodo (- 0,9% m.), mientras que las cifras finales de inflación confirmarán los avances de 1,9% a. y 2,2% a. durante el mes de agosto en Alemania y España, respectivamente, en términos armonizados.
En consecuencia, la próxima semana nos vuelve a deparar un escenario en el que, pese a la tranquilidad aparente, los emergentes (sobre todo, Turquía y China) pueden volver a causar oscilaciones en los mercados financieros. Todo ello, sin dejar de lado a la celebración de elecciones presidenciales en Suecia durante el fin de semana. Con el 17,6% de los votos, según el 99,6% escrutado, Demócratas Suecos (DS) cosecharían el mejor resultado de su historia. Seguirían siendo la tercera fuerza más votada pero con casi cinco puntos más de apoyo que en los pasados comicios en 2014, cuando obtuvieron el 12%. El partido socialdemócrata ha sido el más votado con el 28,4% de los votos, lo que se traduce en una victoria amarga con el peor resultado de su historia.
La mayor volatilidad vivida recientemente será recogida, en parte, por los índices ZEW de confianza de analistas e inversores y alemanes, los cuales sufrirán un ligero deterioro en septiembre. Pese a ello, conviene recordar que la recopilación de datos para la elaboración de los índices no se produjo cuando todavía no se habían producido los mayores episodios de inestabilidad, de forma que hay vincular el deterioro de los ZEW a la desconfianza general más que a la reciente volatilidad.
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