Los próximos días se presentan interesantes a nivel macroeconómico en Europa ya que los líderes de la U.E afrontarán el futuro del proyecto europeo, y también abordarán los avances respecto a la negociación del “Brexit” y, seguramente, dediquen bastante tiempo a abordar la beligerancia comercial de EEUU.
La beligerancia estadounidense escribía un nuevo capítulo a finales de semana con un tweet de Trump que amenazaba a la U.E con la introducción de un arancel del 20% a los coches importados desde el territorio comunitario, de no eliminar los aranceles y barreras al comercio que considera sufren las empresas estadounidenses. Una amenaza cuyo fondo no es nuevo y que llegaba el mismo día en el que Bruselas empezaba a aplicar aranceles especiales sobre productos importados desde EE UU por valor de 3.200 mill. $.
La anterior medida se enclavaba dentro de la respuesta europea a los aranceles impuestos al acero y el aluminio por parte de los EEUU, centrándose en los productos agrarios y otros sensibles para las regiones en las que cuenta el presidente republicano con un importante apoyo. Así, el problema radica en que las reacciones a los primeros aranceles americanos están dando pie a que Trump entre en un peligroso bucle de acción-reacción originado por sus propias decisiones, pudiendo derivar realmente en un escenario de guerra comercial. En otras palabras, en un escenario en el que las medidas acordadas generen disrupciones importantes sobre el comercio global.
De momento, el anterior escenario se correspondería con el de riesgo en materia comercial, pero oficiales de alto rango de la Comisión Europea adelantan que se responderá a cualquier arancel a los vehículos y desde el BIS (Banco de Pagos Internacionales) se apuntaba la “peligrosa dinámica” del proteccionismo, aunque todavía no habría alcanzado cotas de inflexión ya que desde el mismo organismo se apoyaba la normalización progresiva de las políticas monetarias de los grandes bancos centrales.
No obstante, en el BIS son conscientes de los riesgos que pueden llegar a suponer las subidas de tipos en EEUU para países como los emergentes. El crédito no bancario en dólares a economías emergentes se ha duplicado desde 2008 hasta alcanzar los 3,6 bill. $ y, en el pasado año, la depreciación del billete verde facilitó que la tasa de crecimiento del crédito en dólares a prestatarios no bancarios en los países emergentes acelerase hasta el 8% en diciembre de 2017 (vs. 3,1% a finales de 2016), a la sombra de una mayor exposición a los acreedores internacionales.
De vuelta al escenario de riesgos en materia comercial, no resultaba extraño que el PMI manufacturero de la zona euro siguiese reflejando la erosión de la confianza de los industriales. De acuerdo con el indicador adelantado de junio, dicho índice cedía hasta 55,0 y lo hacía a la sombra de: la expansión más lenta de la actividad manufacturera desde 2016, los mínimos de casi dos años de los pedidos, las alzas de los precios pagados y el freno de los cobrados.
La composición del PMI manufacturero no era demasiado favorable y los encuestados apuntaban que esto era consecuencia de los problemas comerciales y la mayor incertidumbre política. Unos factores que, aunque no se reconozca, quizás estén teniendo menos impacto que el encarecimiento del crudo que juega en contra de los márgenes empresariales. Así, la realidad es que el gran indicador adelantado de la industria de la zona euro seguía evolucionando a la baja y los motivos que amparaban este comportamiento también se dejarán sentir en forma de retrocesos de la confianza industrial de la zona euro (jueves) y de los IFOs alemanes (hoy).
No obstante, respecto a los IFOs existirá una cuestión que servirá de contrapeso y es que ya no estamos ante un indicador puramente industrial. De forma que la aportación del sector servicios debería ser positiva en los datos de junio, en línea con el repunte del viernes hasta 55,0 que reflejaba el PMI terciario de la zona euro. Un repunte que se veía acompañado por el avance de los pedidos y el empleo, junto con un poder de fijación de precios algo mayor, permitiendo una lectura agregada de sesgo positivo de los PMIs de la zona euro que no debe llevarnos a la complacencia.
En primer lugar, las expectativas atesoradas en el sector servicios de la Eurozona se situaban en mínimos de 19 meses y un factor clave para explicar este hecho eran las estrecheces desde el lado de la oferta. En algunos casos, la escasez de materias primas y personal cualificado estaría poniendo en entredicho la capacidad para producir y esto es una noticia preocupante. Así, el revivir del PMI terciario de la UEM podría haberse visto facilitado en junio por la comparativa con un mes de mayo en el que los festivos lastraron la actividad.
En suma, aunque el comportamiento algo mejor de lo esperado de los PMIs y sus niveles (acordes con un crecimiento de la UEM del 0,5% trim.) resultaban una noticia positiva, no debemos pasar rápidamente de la preocupación a la complacencia. De momento, en los próximos días asistiremos a unos datos de confianza de la Comisión Europea para el área euro que también arrojarán cierta mejora en el ámbito de servicios, pero que convivirán con los retrocesos del índice manufacturero y confirmarán el deterioro en el caso de los consumidores. No obstante, los niveles seguirán siendo sólidos como ocurrirá con el Gfk alemán cuyo pasito atrás en julio no será relevante.
Las cifras de confianza de los alemanes siguen siendo elevadas, gracias a un mercado laboral acorde con una situación de pleno empleo (como recordarán sus cifras del viernes) y el avance de su renta disponible que promedia un 3,5% en los 12 meses transcurridos hasta el 1tr18. Por lo tanto, su consumo debería evolucionar favorablemente, aunque el retroceso del -0,7% m. de las ventas minoristas germanas de mayo parecerá poner en entredicho esta tesis. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el gasto alemán ha virado hacia los servicios y que las ventas normalizarán su fuerte repunte del 1,6% m. de mayo.
Las citas con el consumo en la UEM no se reducirán a Alemania, pues en España asistiremos a avances de las ventas minoristas y, en Francia, quedarán atrás los retrocesos de abril del gasto en manufacturas. Unas referencias que pasarán a un segundo plano debido a que los inversores estarán más atentos a las cifras preliminares de inflación de junio de los principales socios de la UEM, además de las relativas al conjunto del área. Los precios del crudo y el respiro dado por el euro desde mediados de abril serán claves para explicar el mantenimiento de la inflación de la zona euro en 1,9% a.
Ahora bien, la clave no está tanto en los datos actuales, sino en los futuros ya que de la confirmación de la senda de convergencia del IPC con las expectativas del BCE dependerá que, finalmente, el QE llegue a su fin. De momento, la reacción del crudo al encuentro de la OPEP con alzas superiores al 5% para el WTI y de más del 3% para el Brent, apunta que el petróleo seguirá jugando a favor de la inflación global.
El comunicado oficial de la OPEP, con el fin de no incomodar a Irán, no establecía una cantidad exacta de aumento de la producción, aunque en el mejor de los casos y contando con el acuerdo firmado con los países no-OPEP el sábado, podríamos estar ante una aumento de la producción de 1 mbd (cerca del 1% de la producción mundial) respecto a los niveles actuales. No obstante, la anterior cifra se daría en el escenario más favorable y, de hecho, en IM creemos que el avance de la producción podría ser inferior y rondar entre 0,7-0,8 mbd, sin poder descartar los 0,5 mbd apuntados desde Irán (a pesar de tratarse de una opinión parcial).
Los países de la OPEP, simplemente, respaldaban que a partir del 1 de julio se cumpliese al 100% con el acuerdo de ajuste de producción logrado en noviembre de 2016 (-1,2 mbd) y que no se diesen tasas de cumplimiento del 152% como las del pasado mes de mayo. De hecho, de acuerdo con fuentes secundarias, la producción de la OPEP alcanzó el pasado mayo 31,87 mbd frente al tope auto-impuesto de 32,5 mbd.
La cuestión es que el grueso de la desviación a la baja venía explicado por Venezuela que produjo 1,39 mbd frente a su cuota de 1,97 mbd, fenómeno que se veía ocultado por la mayor producción de países como Irán e Irak. Por lo tanto, si los venezolanos no mejoran sus niveles de actividad, cuestión que parece compleja, el aumento efectivo de la producción de la OPEP y de sus socios fuera del cártel puede, incluso, quedarse por debajo de las cifras de 0,7-0,8 mbd que llegábamos a apuntar.
La anterior cuestión también se vería respaldada por la falta de detalles del acuerdo de los países no-OPEP, aunque los saudíes ya apunten un aumento inmediato de su producción y Rusia haya adelantado que producirá 200.000 bd más desde comienzos de julio. De forma que, a corto plazo, los precios del petróleo se verán sostenidos y con éstos la inflación en Europa y a lo largo del mundo. Luego, los miembros del BCE en sus intervenciones de esta semana podrán reafirmar la estrategia de salida descrita, apuntando que lo importante es que ya se ha dado forma a una senda de actuación para el futuro.
En la esfera de nuestro banco central, no todo será el futuro de la política monetaria, pues desde el Bundesbank se anuncia que pronto se conocerán nuevas directrices sobre la forma en la que la banca deberá tratar los préstamos problemáticos. Unas cuestiones bancarias que también estarán presentes en el Consejo Europeo de finales de semana en el que se darán nuevos pasos. La pasada semana, los ministros de Finanzas de la U.E discutieron las formas de fortalecer el ESM de cara a próximas crisis y, además, de reforzar su papel en el diseño y seguimiento de los programas de asistencia a los países, decidieron que pueda otorgar préstamos al fondo de resolución bancaria europeo, en caso de quedarse éste sin fondos.
Sin embargo, una vez prorrogados los vencimientos de la deuda de Grecia con los primeros llegando en 2033, el punto fuerte será el seguimiento de la negociaciones del “Brexit” a la sombra de documentos filtrados que recomendaban a los miembros de la U.E prepararse para el peor escenario. Luego, el Consejo Europeo deparará interesantes titulares y desde Alemania será seguido de cerca por la CSU ante una escalada de tensión con sus socios de la CDU que trasciende lo migratorio, como recordaron las críticas de algunos parlamentarios de la formación bávara a los acuerdos alcanzados sobre la UEM entre Merkel y Macron.
Tampoco ayudará a Merkel que desde España se apunte la posibilidad de cifras algo mayores de déficit este año, al tiempo que desde Italia no se descartan desviaciones aunque en ambos casos se exprese la intención de respetar las reglas comunitarias.
La semana se presenta intensa en lo político en Europa y, también, fuera de ella. En Turquía, los mercados amanecerán con la victoria de Erdogan a la presidencia del país y de la coalición liderada por su partido en las elecciones al Parlamento. De forma que contará con amplios poderes para dirigir al país, siendo la cuestión si aplicará sus tesis económicas carentes de rigor. En caso de ser así y acabar por dinamitar la escasa independencia del banco central, podemos anticipar que la economía turca acabará por “darnos un susto importante”. Por lo tanto, más importante que la reacción del mercado hoy, serán los mensajes que se lancen sobre el futuro de la política económica turca.
Por otra parte, en EEUU afrontaremos referencias importantes entre las que cabe destacar las relativas al ingreso y gasto personal que conoceremos el próximo viernes. En un principio, el sólido comportamiento del empleo que promedia 207.000 nuevas nóminas mensuales en 2018 y arrojaba un incremento de las mismas de 223.000 en mayo, es acorde con un comportamiento positivo del ingreso personal en EEUU. De hecho, situamos su crecimiento en el 0,4% m. al verse también favorecido por la continuidad de los avances de los salarios.
Sin embargo, el gasto personal será el punto fuerte y éste prevemos que repunte un 0,5% m. en línea con el buen desempeño de las ventas minoristas en mayo, reduciéndose su avance hasta 0,3% m. en términos reales. Una diferencia a la baja que emanará del incremento del deflactor del consumo personal cuya medida subyacente (PCE central) escalará ligeramente hasta 1,9% a. Luego, su comportamiento se alineará con lo previsto en la Reserva Federal, lo cual nos lleva a esperar que miembros de la entidad como Bostic, Rosengren o Kaplan describan en los próximos días un escenario acorde con una subida de tipos de 25 p.b al trimestre hasta mediados de 2019.
La positiva inercia de la economía estadounidense podrá encajar el endurecimiento de la política monetaria descrito, lo cual no se vería puesto en entredicho por el nuevo paso atrás de las órdenes de bienes duraderos. El próximo miércoles, esperamos que dichas órdenes vuelvan a retroceder y caigan un -1,0% m. en mayo, aunque como consecuencia del mal comportamiento de las componentes más volátiles. De forma que habrá que quedarse con el repunte de las mismas después descontar el efecto de los pedidos de transporte y defensa, describiendo un futuro positivo que encajará con lo apuntado por el avance de la confianza de los estadounidenses en junio (128,5) de acuerdo con el Conference Board.
En suma, habrá nuevos datos para confiar en el buen desempeño de la economía de EEUU durante el segundo trimestre 2018 y el verano, quedando el freno de la actividad hasta 2,2% trim. en el primer trimestre 2018 (jueves, dato final del PIB) como un bache. En dicha línea señalaba el PMI compuesto estadounidense al situarse en 56,0 en junio, sobreponiéndose al retroceso del índice manufacturero hasta 54,6 entre la moderación de los pedidos y los cuellos de botella de la oferta de materias primas y del sector del transporte para dar salida a sus productos.
Autores: Intermoney Análisis y Estudio Francisco Vidal, Gabriel Marquès y Mariano Valderrama.
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