Panorámica semanal: Tensiones comerciales
En un momento en el que las tensiones comerciales están sirviendo de excusa para aflorar otras dudas de fondo en los mercados, las fricciones entre EEUU y China continuarán muy presentes. El viernes, el S&P500 acababa cediendo un -2,19% y el Nasdaq un -2,28%, comenzando la semana a la sombra de las últimas palabras del secretario del Tesoro estadounidense. Mnuchin venía a recordar la escasa probabilidad de acabar tomando forma definitiva el escenario de riesgo, aunque no lo descartaba totalmente: “No espero que haya una guerra comercial. Podría ser, pero no lo espero en absoluto”.
Mientras tanto, Trump dejaba muy claro qué espera obtener del replanteamiento de las relaciones con el gigante asiático: “El presidente Xi y yo siempre seremos amigos, pase lo que pase con nuestra disputa sobre el comercio. China eliminará sus barreras al comercio porque es lo correcto. Los impuestos se volverán recíprocos y se realizará un acuerdo sobre Propiedad Intelectual. ¡Gran futuro para ambos países!”.
No obstante, lo que pesaba en los mercados a finales de la semana pasada era la amenaza de Donald Trump con gravar mediante nuevos aranceles a 100 mm. $ adicionales de productos chinosimportados por su país. Una circunstancia que las autoridades del gigante asiático estarían dispuestas a combatir “a cualquier precio”, según se señalaba desde el Ministerio de Comercio chino. De forma queasistiremos a una situación en la que puede pesar la lógica estrategia acción-reacción ante la cual no hay que sobrerreaccionar, pues no deben descartarse nuevos mensajes conciliadores entre los implicados en las potenciales negociaciones.
Sin embargo, no todo en la semana serán las cuestiones comerciales al abrirse paso el protagonismo de los bancos centrales. El miércoles, conoceremos las actas del último encuentro de la Reserva Federal, cuyo tono irá encaminado a mantener el control sobre la curva de mercado que tanto le preocupa a Jerome Powell. Una labor a la que ya contribuyeron las previsiones del FOMC en marzo al no generar ruido respecto al presente ejercicio y diluir las expectativas de mayores tipos a lo largo del tiempo.
La idea principal radicará en transmitir al mercado una adecuada progresividad dentro de un contexto en el que el crecimiento de EEUU es sano. A pesar de la desaceleración de las nóminas no agrícolas hasta 103.000 en marzo y aplicarse una revisión a la serie que arrojaba 50.000 puestos de trabajo menos, la creación media de empleo en lo que llevamos de año ascendía a 202.000 empleos/mes y el número de ocupados aumentaba en 2,11 mill. respecto a marzo de 2017. Luego, la salud del mercado laboral estadounidense no está en entredicho y, de hecho, la tasa de paro se mantenía en su menor valor desde el año 2001 (4,1%).
Asimismo, destacaba el papel de la meteorología para explicar la decepción de las cifras laborales en marzo. Por un lado, 159.000 empleados no pudieron trabajar a causa del mal tiempo (la media es de 143.000 para el mes de marzo). Por otro, más de un millón de personas empleadas a tiempo completo se vieron obligadas a hacerlo a tiempo parcial debido a dicha meteorología adversa, cuando la media histórica para el mes de marzo es de 532.024.
Por otra parte, los salarios aceleraban una décima hasta 2,7% a. en marzo y ponían en valor la situación de pleno empleo en el país, debiendo ser conscientes de que estas cifras implican un avance de casi el 1% en términos reales. Sin embargo, el debate en el mercado gira alrededor de las cifras nominales y esta ligera aceleración precederá al repunte del IPC de EEUU en marzo que conoceremos el próximo miércoles. Éste avanzará dos décimas hasta 2,4% a. y, más importante aún, vendrá acompañado por un repunte de los precios a nivel subyacente hasta 2,1% a. tras mantenerse estancado en febrero en 1,8% a.
El IPC estadounidense evolucionará en línea con lo adelantado por Jerome Powell en su comparecencia tras la celebración del FOMC de marzo, cuando se comprometió a evitar desviaciones “persistentes” de la inflación. En este punto, entraba en juego el matiz del horizonte de medio plazo que resulta clave para los bancos centrales, el cual debe vincularse a un guiño respecto a lo que la inflación puede deparar durante los próximos meses en EEUU. En primer lugar, el nuevo presidente de la Fed incidió en que las cifras de inflación reflejaron factores atípicos ocurridos en 2017 para, a continuación, adelantar avances en los próximos meses y la posibilidad de asistir, en ocasiones, a tasas superiores al 2%.
Luego, el repunte de la inflación durante la primavera ya estaría incorporado en el escenario de la Reserva Federal y no implicaría un cambio en su función de reacción, lo cual no evitará que las cifras de IPC de marzo generen debate entre los inversores. Así, se buscarán pistas respecto a si los equilibrios de fuerzas en la Fed pueden decantarse del lado de una senda de subidas de tipos algo más rápida. La mediana de las estimaciones de tipos de sus miembros era acorde con un escenario de tres subidas en el presente ejercicio, si bien debemos reconocer que las fuerzas están bastante igualadas entre quienes planteaban 3 alzas y los que apoyaban un escenario de 4.
Durante el fin de semana, el presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, que se ha caracterizado por su gran prudencia respecto al futuro de la política monetaria en EEUU, se mostraba más optimista en cuanto a la consecución de la meta de inflación de la Reserva Federal: “Soy optimista respecto a que llegaremos al 2%; sería sorprendente si no lo hiciéramos, sólo quiero asegurarme de que lo hagamos”. Un posicionamiento que le llevaba a considerar menos necesario el tono acomodaticio de la política monetaria de la Fed, aunque este hecho no era incompatible con su posición favorable a aumentos lentos y graduales. Luego, es importante que miembros del bando más prudente de la Reserva Federal atisben un futuro en el que no será necesario el apoyo de la institución, aunque lo importante es que continúen describiendo movimientos muy medidos.
En IM creemos que el escenario central sigue decantándose del lado de tres subidas y que se apostará por una senda bastante progresiva de alzas. En este sentido, debería interpretarse el guiño de Powell hacia el descontado repunte de inflación. Todo ello, sin olvidar que el ajuste progresivo del balance de la Fed también juega a favor de las subidas medidas de tipos. Los dos puntos anteriores serán más importantes que la nueva comparecencia “hawkish” de Eric Rosengren, la cual contribuirá a que, en algunos foros de mercado, se descuente una aceleración de las acciones de la Fed.
De vuelta a los datos de la semana, asistiremos a la aceleración de los precios de producción, la continuidad de la confianza del consumidor en niveles elevados (en torno a 101 puntos según el índice de la Universidad de Michigan) y la constatación del mantenimiento de los empleos disponibles por encima de los 6 mill. en EEUU. Unas referencias favorables que convivirán con las inquietudes que está creando el avance del diferencial entre los tipos Libor y la curva OIS estadounidense.
En cuanto a Europa, las referencias macroeconómicas más importantes de la semana las encontraremos en las cifras de producción industrial del agregado de la UEM, Francia e Italia. En términos generales, asistiremos a unos datos que reflejarán que la actividad manufacturera se vio lastrada por la meteorología adversa durante el mes de febrero, lo cual eclipsará la recuperación de la partida energética tras su pobre desempeño en el mes anterior. Por otro lado, destacarán las cifras de febrero de la balanza comercial del agregado de la zona euro y de Alemania, las cuales también pueden revelar un menor ritmo exportador vinculado a los trastornos en el transporte, mientras que el efecto del euro todavía será más importante desde la perspectiva de la distorsión de los datos nominales que de los reales.
Asimismo, conoceremos las cifras finales de IPCA de marzo de Alemania, Francia, Portugal y España, aunque no esperamos sorpresas salvo la constatación de unas tasas de inflación más elevadas en el tercer mes de 2018 y apoyadas en los servicios. En conjunto, los datos de inflación no aportarán nada nuevo, como también ocurrirá con las actas del BCE. De hecho, desde la perspectiva de nuestro banco central, lo más importante son las filtraciones y mensajes de su economista jefe apuntando al final progresivo de las compras netas de activos durante el 4tr18 y potenciales subidas de tipos hacia el inicio del verano de 2019.
El anterior escenario no evitaría que la política del BCE sigua siendo muy generosa en el medio plazo, diluyendo algunas inquietudes como las apuntadas desde el Banco de Italia. Así, a corto plazo, el principal desafío en el país transalpino sigue radicando en dejar atrás la situación crónica de ingobernabilidad. Una cuestión que, aunque los inversores parecen obviar en el momento actual, no tiene visos de mejorar, pues la primera ronda de consultas para la configuración de un posible Ejecutivo en Italia concluyó sin resultados y el jefe del Estado, Sergio Mattarella, pidió a las formaciones que reflexionaran sobre sus posturas.
Más allá de Europa, no pasará desapercibida la desaceleración del IPC chino en marzo hasta 2,6% a., de nuevo, debido a la caída de los precios de los alimentos en el gigante asiático. Junto a la inflación de China, habrá que estar atentos a su balanza comercial este viernes. Antes, el pasado sábado,conocíamos que las reservas internacionales del gigante asiático aumentaban en 9 mm. $ en marzo hasta sumar 3.143 mm. $, confirmando su cambio de tendencia. Un cambio de tendencia que convive con la ambiciosa agenda de reformas china en la que destacan las medidas para revertir el apalancamiento, poniendo el énfasis en la esfera privada. Este hecho ya empieza a tener consecuencias a escala global, asistiendo a las primeras desinversiones de empresas chinas en el exterior. Por ejemplo, el grupo chino HNA estaría planteando poner en valor su participación en Hilton Worldwide.
Sin salir del ámbito emergente, deberemos prestar atención a las novedades procedentes de Rusia, sobre todo, tras conocerse que la Administración de EEUU anunció sanciones adicionales contra siete oligarcas rusos, vinculados con el presidente Vladimir Putin, y 12 compañías que poseen o controlan. Ante este escenario, Washington deberá responder a las potenciales reacciones del Kremlin a tales sanciones, lo cual supondrá otro frente abierto que se sumará a las tensiones comerciales con China.
Autores: Intermoney Análisis y Estudio Francisco Vidal, Garbriel Marquès, Mariano Valderrama