El comercio fue una de las grandes cuestiones del encuentro de banqueros centrales y ministros de Finanzas del G-20 en Buenos Aires, existiendo un claro consenso respecto a que el libre comercio tiene un papel decisivo para asegurar el crecimiento económico en el futuro. Un planteamiento que, como no podría ser de otra forma, era defendido con vehemencia por los representantes alemanes.
En los próximos días, las fricciones comerciales seguirán muy presentes, llegando a ensombrecer una cita como el encuentro de política monetaria de la Fed del próximo miércoles. De hecho, hoy mismo, la reunión del ministro de Finanzas germano con el secretario del Tesoro estadounidense volverá a poner de relieve las diferencias comerciales, viéndose precedida de un vídeo de Merkel en el que justifica el superávit comercial alemán y recuerda que se han dado pasos para potenciar la demanda interna alemana. Una circunstancia innegable después del acuerdo para formar gobierno, el cual está dominado por las medidas de estímulo.
Entre las fricciones comerciales, la Fed reclamará su cuota de protagonismo ante su próximo encuentro de política monetaria en el que acordará subir los tipos en 25 p.b, hasta situarlos en el rango de 1,5-1,75%, y dará un nuevo paso en la senda de ajuste de su balance. Así, se respaldará un recorte adicional de las reinversiones de treasuries en 6 mm. $ al mes hasta situarlo en 18 mm. $, al tiempo que el vinculado a la deuda de agencias hipotecarias y respaldada por hipotecas se incrementará en 4 mm. $ hasta 12 mm. $ al mes.
Más allá de este punto, desde la institución se evitará alimentar las expectativas de una estrategia de salida más rápida y se optará por reafirmar la actual senda de la misma, pues lo contrario jugaría en contra de la actividad y la estabilidad financiera. En su primera reunión al mando de la Fed, el máximo objetivo de Powell será amoldar la curva de mercado a sus intereses con el fin de no “ir a remolque” de la misma, lo cual obligará a un discurso muy cuidado y de sesgo continuista.
El anterior posicionamiento no será incompatible con un tono positivo de la Reserva Federal hacia la actividad estadounidense que, incluso, lleve a revisar ligeramente al alza sus estimaciones de crecimiento. Unas estimaciones que hacen referencia a las cifras del cuarto trimestre y que, en lo concerniente a 2018 y 2019, pueden ser ajustadas ligeramente al alza respecto a las actuales cifras de 2,5% a. y 2,1% a. para sendos periodos.
Mientras tanto, en lo referente a la inflación y en un escenario donde la capacidad de fijación de precios de las empresas mejora y los riesgos emanados del ámbito sanitario y la telefonía serán al alza durante la primavera, la mediana de las estimaciones del FOMC seguirá apuntando un PCE central del 1,9% a finalizar 2018 y del 2,0% a. en el último trimestre de 2019.
Sin embargo, el punto estrella del cuadro de previsiones del Consejo de la Fed serán las referentes a los tipos, en cuyo caso los riesgos son ligeramente al alza respecto a lo esbozado en diciembre (mediana 2,1% en 2018 y 2,7% en 2019), aunque sin poner en entredicho el escenario de tres subidas. De lo contrario, en los mercados se podría generar un indeseado ruido para los responsables de la política monetaria estadounidense.
La reunión de la Fed, junto a las cuestiones comerciales, eclipsará a los escasos datos de la semana, entre los que esperamos observar una ligera mejoría de las cifras de ventas de viviendas nuevas y de segunda mano en EEUU, aunque los decepcionantes datos del viernes de construcciones iniciadas y permisos, recordaban las estrecheces desde el lado de la oferta en el ámbito residencial. Un hecho clave para explicar las cifras débiles en este campo.
Además de referencias en la esfera residencial, el viernes en EEUU conoceremos el rebote del 1,7% m. de las órdenes de bienes duraderos en febrero, una vez superada la fuerte caída de los pedidos de defensa y aeronaves comerciales de principios de 2018. El dato permitirá confiar en el buen desempeño de la industria estadounidense que, en febrero, avanzaba a un dinámico ritmo del 1,1% m., cifra que mejoraba hasta 1,2% m. para las actividades manufactureras.
La semana estadounidense la completarán los PMI preliminares de febrero, los cuales continuarán reflejando la inercia claramente positiva de la actividad, como ya hiciera el viernes la confianza de Michigan. Ésta sorprendía al escalar hasta 102 puntos en marzo, apoyada en la positiva lectura de las condiciones económicas actuales que se situaban en los 122,8 puntos. Unas cifras que encajaban con el buen momento del mercado laboral de EEUU; el número de empleos vacantes, según la encuesta JOLTS, sorprendía en enero al aumentar hasta 6.312.000 y marcar un nuevo máximo histórico.
En Europa, antes de empezar el repaso a la próxima semana, se impone recordar la clara victoria de Putin en las elecciones rusas con un 76% de los votos y, sobre todo, repasar la última entrevista al economista jefe del BCE, pues nos ha llevado a cambiar nuestro escenario para la autoridad monetaria del euro. Praet, en referencia a la guía de tipos vinculada a la finalización del QE, consideraba que “los mercados identifican el intervalo ‘bien pasado’ como ‘la próxima primavera’”, pero “una vez terminen las compras netas de activos, el aspecto de señalización del programa de compras desaparece y, por lo tanto, el lenguaje tiene que ser mucho más preciso sobre la trayectoria futura de los tipos a corto plazo”.
El economista jefe del BCE, en base a la percepción del mercado, no sólo hacía un guiño a posibles movimientos de tipos en la primavera de 2019, también al final progresivo de las compras de activos, mientras que añadía que “no revisaría la orientación (de la política monetaria) demasiado pronto, porque eso podría enviar señales equivocadas sobre el final de nuestras compras netas de activos”. Luego,después de estas declaraciones que coinciden con las filtraciones de la semana pasada a Reuters, queda claro que en junio se preparará al mercado para la finalización progresiva del QE durante el 4tr17 y que las subidas de tipos se retrasarán hasta la mencionada primavera de 2019.
Finalmente, de vuelta a los datos destacarán indicadores adelantados como la confianza de los empresarios alemanes. En marzo, los IFOs se verán aquejados por la peor percepción hacia el momento actual (125,3 puntos), erosionada por el temor al proteccionismo. Sin embargo, aunque las cifras moderen, no debemos olvidar que seguirán apuntando el buen momento de la economía germana, al igual que el índice ZEW que, a pesar del empeoramiento de la componente de situación actual y expectativas (89,5 y 13 pts, respectivamente), continuará en niveles cercanos a máximos. Los indicadores adelantados no cesarán aquí al conocerse también los PMI adelantados de la UEM de marzo, los cuales tampoco serán inmunes al ruido proteccionista y cederán posiciones, aunque manteniéndose en niveles saludables.
Autores: Intermoney Análisis y Estudio Francisco Vidal, Garbriel Marquès, Mariano Valderrama