Entre declaraciones
Las declaraciones en el ámbito institucional casi monopolizaban la actualidad económica de la jornada, empezando por las de Trump que recordaban la difícil consecución de un acuerdo para actualizar el tratado NAFTA.
Los representantes estadounidenses, entre otras cuestiones, están planteando condiciones muy duras en lo relativo al sector del automóvil, las cuales pueden acabar por dinamitar las negociaciones y abrir paso a la propuesta de acuerdos bilaterales con Méjico y Canadá.
La agenda proteccionista de EEUU intenta seguir avanzando y las tensiones comerciales a escala global cobran fuerza, como ejemplifican las críticas del ministro de Comercio chino a las nuevas normas de la U.E que consideraba contrarias a lo establecido por la OMC.
Peter Praet defendía los beneficios de la prolongación de las compras de activos en un escenario presidido por la calma en los mercados financieros: “En condiciones de mercado más normales… los inversores pueden llegar a ser más pacientes, o en otras palabras, más capaces de evaluar el estímulo que se puede esperar de un plan de compra que se va a ejecutar en un intervalo de tiempo más extendido”.
Luego, el debate parece confirmarse que no radica en la extensión de las compras del BCE, sino en la cuantía y evolución de los volúmenes de las mismas.
La estabilidad de precios es el único objetivo explícito de nuestro banco central, aunque esto no evita que se asigne gran importancia a la estabilidad financiera y el crecimiento. Desde la perspectiva de los precios, el jueves confirmábamos que el IPCA francés sesitúa en 1,1% a. y permanece lejos de los niveles de confort del BCE (aunque su objetivo es para el conjunto de la UEM).
Por el contrario, los datos de actividad marcan una clara tendencia al alza de la Eurozona que resulta muy tranquilizadora. En agosto, la producción industrial del área sorprendía positivamente al crecer un 1,4% m. gracias al buen desempeño de los bienes de capital (+3,1% m.) e intermedios (+1,2% m.).
Luego, las señales acordes con una actividad dinámica en la UEM siguen cobrando fuerza y esto implica menor capacidad ociosa, lo cual debería acabar por transmitirse a la inflación y jugar en contra de un volumen elevado de compraspor parte del BCE. El jueves, en una segunda intervención, el propio Praet hacía mención a la relación que acabamos de exponer.
El economista jefe del BCE se refería a la reducción de las brechas de producción y empleo derivada de la sólida recuperación de la UEM, para posteriormente reconocer que: “Sin embargo, todavía parece haber una desconexión entre el crecimiento y la inflación”. Esta realidad es la que explica la focalización del debate dentro de nuestro banco central en la duración y cuantía de las compras de activos, estando fuera de duda que su política seguirá siendo francamente expansiva en 2018.
En la anterior línea, debe tenerse muy presente el giro dado por Draghi hacia la guía a largo plazo de tipos, la cual ha pasado presidir sus intervenciones. El pasado septiembre, después del encuentro de política monetaria, el presidenteera muy claro al incidir en que los tipos permanecerán en “los niveles actuales durante un período prolongado que superará, con creces, el horizonte de nuestras compras netas de activos”.
El jueves, reincidía en este punto durante su intervención en un panel en Washington, haciendo todavía más evidente que el futuro de la política expansiva del BCE pasará por los tipos y no tanto por las compras de activos. Todo ello, a pesar de la oposición del presidente del Bundesbank que era recogida en una nueva entrevista.
En el mismo foro en el que intervenía Draghia partir de una presentación de Ben Bernanke (ex presidente de la Fed), participaba la gobernadora de la Reserva Federal, Lael Brainard. En dicho caso, debe tenerse muy presente que sus reflexiones iban encaminadas a la forma de afrontar escenarios futuros de baja inflación y no al momento actual.
No obstante, lo que sí subyacía en sus palabras era una realidad caracterizada por los bajos tipos neutrales que ya estamos viviendo. La gobernadora consideraba probable que, en el futuro, haya que volver a situar los tipos próximos a cero para hacer frente a episodios de baja inflación; situaciones que también requerirían mayor paciencia a la hora de subirlos.
Las intervenciones del jueves en el ámbito de los bancos centrales prometían más desde el punto de vista teórico que el práctico, sobre todo, desde una perspectiva de corto plazo. Una situación que podría repetirse en las intervenciones de hoy de distintos miembros de la Fed como Rosengren, Evans y Kaplan.
Esta circunstancia nos lleva a asignar mayor valor a las importantes referencias que conoceremos en la esfera macro de EEUU. El jueves, los precios de producción estadounidenses aceleraban hasta 2,6% a. en septiembre y dicho repunte se veía acompañado de su avance a nivel subyacente en 2 décimas hasta 2,2% a.
Un buen presagio desde el punto de vista de la capacidad de las empresas para fijar precios y que apunta un horizonte más favorable para la inflación, si bien el trasvase de estas alzas desde los precios de producción hasta el IPC suele dilatarse en el tiempo hasta 6 meses.
Así, en el incremento que esperamos hoy de la inflación de EEUU hasta 2,3% a. en septiembre,el gran protagonista será la energía como consecuencia de las tensiones con las que empezó el mes al sufrir las gasolinas las distorsiones en su suministro. Unas distorsiones que trascendieron lo que son los carburantes y explicarán la ligera aceleración del IPC subyacente hasta 1,8% a.
En la Fed son plenamente conscientes del carácter temporal de estas cuestiones y el avance del IPC no alterará su función de reacción, aunque éste sí servirá para ayudar a revertir las compras de treasuries que ayer acercaron al 10 años hasta 2,32%.
Las ventas deberían dominar en la deuda pública americana, a lo cual también ayudará el fuerte rebote de las ventas minoristas estadounidenses en septiembre. Una vez restado el ruido de los precios, éstas confirmarán que los trabajos de reconstrucción y la reposición de bienes supondrán un extra inesperado desde la perspectiva del consumo de ciertos bienes.
De momento, las ventas totales de vehículos en EEUU aumentaban un 15,2% m. en septiembre hasta 18,47 mill. a. La tranquilidad inyectada por la inflación y las ventas minoristas será completada por los tibios cambios de la confianza de Michigan en octubre (apuntalada por la reforma fiscal), apoyando las mencionadas ventas de treasuries y que el dólar consolide las mínimas ganancias de ayer frente al euro (1,184). Otra cuestión serán las bolsas americanas, donde también mandarán los resultados de la gran banca encarnados por Bank of America y Wells Fargo.
Estos llegarán después de conocerse las cifras de JP Morgan en la jornada de ayer, las cuales arrojaban un avance del 11% del beneficio por acción en el 3tr17 (1,76$ vs. 1,65$ esperados), a pesar del peor desempeño de las áreas de tradingy banca de inversión. Sin embargo, los ingresos no parecían acabar de convencer, en un día en el que el S&P500 cedía ligeramente hasta 2.551 puntos (-0,17%).
Autores: Intermoney Análisis y Estudio
Francisco Vidal, Garbriel Marquès, Mariano Valderrama